domingo, 21 de enero de 2007

botellas vacías de marcas extrañas


Esta canción es como de hace seis veranos pero a mí me huele a éste.

Los veranos de mi vida suelen ser fomes. Y constan de una sucesión de acontecimientos más o menos iguales. Inicio de año impetuoso y casi deportista gracias a que el calor actúa en mí como una bebida energizante pero más barata (por qué creen que me quiero ir a vivir a Mallami? Porque me gustan las palmeras o porque cuando chico quería que Villarrica se pareciera a Miami Vice? No-oh), plan de veraneo outdoor frustrado, dos o tres semanas solo y a cargo de la casa, un poco de playa en febrero, turismo social, fase de meseta y pum llegó marzo. Marzo no es como el tipo del comercial de la financiera, no señor. Marzo es la tabla de salvación después de dos meses en que todos jugamos a ser un poco tropicales y felices. Marzo es el verdadero comienzo del año. Ahí uno ya sabe en qué va a consistir el año y nada es muy susceptible a modificaciones porque, bueno, porque todo es predecible. Ves el trailer y ya sabes de qué va la película. El verano es caminar hacia una fiesta pensando en lo buena que ha de estar. Marzo es llegar a la fiesta. Y ya lo sabemos porque estamos viejos y ya no nos vienen con cantinelas: el camino suele ser más divertido que la meta. Pero un camino sin meta es la pelotudez de estar a lunes y pensar en el carrete del sábado y no cachar que un martes a las diez de la mañana tienes más posibilidades de entenderlo todo. No es eso lo que uno quiere? Chao, me voy a ver Saturday Night Live.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hooo... a mi me encanta Saturday Night Live.
Mis veranos suelen ser monótonos, aburridos, tristes, lo típico de una hija unica carente de amistades verdaderas...
Para mi verano=Talquinos a las brasas

Catalina Pimentel dijo...

chua igual lo pasas mejor que yo, que en verdad hago NADA