lunes, 29 de mayo de 2006

Todos queriamos ser roqueros

Este fin de semana, he concluído que:

- La única gente que me cae bien son los freaks y los snobs. Pero los freaks de verdad, no los freaks nicho-de-mercado. Y los asquerosamente snobs, que a fin de cuentas son una rama del mismo tronco del que vienen los discotequeros-hagamosunasadocompadre, pero que se redimen y salvan por no creer que saben algo que los demás, los no elegidos, no.

- Cumplir 24 años es comenzar a dejar atrás la post-adolescencia y recibir con los brazos abiertos la adultez joven, esa de camisas con bluejeans, devoluciones de impuestos, expectativas y desprecio a los pendejos que ven Lost y reality shows del cable. Actitud que, vista desde los ojos del anciano de 80 que llevo dentro, es tan ridículamente pendeja que hace que el punto, final y felizmente, dé lo mismo.

- Nunca podré funcionar como funciono de noche. El día distrae: la mayor parte de la gente está despierta, hay luz natural y todo tiene esa aura de ciclo recién comenzando. En la noche como que todo explotó y los sentidos están a mil y los estorbos están durmiendo. Entonces uno puede salir, caminar para tener frío de puro gusto, darle una séptima vuelta a todo, apreciar la luz artificial que es uno de los mejores inventos de la Humanidad, dejar de lado esa sensación de en rodaje. Por eso la gente se divierte y se libera de noche, supongo. Es todo una cuestión de velocidad. Primero el auto está frío, después de un rato puedes andar a 120 si quieres.

- Soñar que me queda un mes para salir de cuarto medio es mejor que soñar que estoy en cuarto medio y no sé cuándo voy a poder salir. Soñar que falté a clases y que dio lo mismo me retrotrae a uno de los mejores sentimientos de no-culpa de la adolescencia. De esos que después ya no se tienen porque la culpa no debería ser tema.

- ¿Hay algo más poético que los pendejos alegando por los problemas de la educación encerrándose en sus colegios, siendo que las soluciones están, precisamente, afuera?

- Ants in the pants es una película adorable. Lars Trier, eat my shorts.

- Una persona que alguna vez armó un cubo rubik, califica como persona muy inteligente y no hay más.

- Boomerang es el mejor canal del cable.

- Teorizar, esa cosa nunca bien ponderada, no es tan mala. Pero la práctica tiene que estar ahí, al lado, inmediatamente después, pegada con neoprén. Hablar de lo que no se conoce es lo que los charlatanes hacen. Y dar vuelta el orden de las palabras porque sí es propio de esa gente.

sábado, 20 de mayo de 2006

with all your power, what would you do?

¿Por qué cresta, cuando uno está apurado, todo lo demás es lento y se confabula para que no llegues a lo que tienes que llegar? Impresora mala, alcanzo a imprimir dos páginas en el ciber del frente para que la mina me diga "uy, sabes que se me acabó la tinta", caminar dos cuadras para encontrar el otro ciber cerrado, subir a la primera micro 1 que veo, no encontrar la plata para pagar y manosearme los bolsillos durante diez cuadras, sentarme y pensar "por qué chucha no tomé un colectivo" tras comprobar que la micro iba a 20 por hora enamorándose de los semáforos en rojo, llegar al centro, encontrar ese ciber grande del Centro Español cerrado, caminar cuadra y media hasta encontrar otro ciber, esperar años a que el hueón colgara el teléfono y me atendiera, cachar que el 486 en el que me instalé no tenía puertos USB y no podía meter el fucking pendrive, cambiarme de computador, alegar porque ahora Windows 98 (no es broma) no me reconocía el pendrive, esperar a que el tipo prendiera y apagara y conectara y desconectara hasta que me lo reconoció, mandar la impresión, "no, sabes que no ha llegado nada", recorrer catorce veces de ida y vuelta el ciber hasta que todo lo que tenía que imprimir llegó al terminal, pagar, alegar porque me cobraron el tiempo ocupado en el computador como si hubiese estado leyendo blogs o algo así de inútil, correr tres cuadras entre puestos de ambulantes, viejas que caminan lento y gente que va pajareando con cara de no entiendo nada, entrar a una librería para que una tortuga humana me vendiera dos sobres, entrar al correo, meter las hojas en sus respectivos sobres, esperar mínimo diez minutos de cola hasta llegar y tirarle encima el sobre de pura rabia a la señora del correo que qué culpa tenía.

Esto es muy barsa. Yo suelo ser un tipo lento. Pero ahora me pongo en el lugar de los neuróticos y los entiendo. Y me da rabia la gente que desperdicia su tiempo y su potencial y esas cosas y, sal de fruta mental, me doy rabia yo mismo. Y llego a conclusiones pavonas como que si todos nos tomáramos de las manos y nos comprometiéramos a hacer las cosas medianamente bien éste sería un mundo mejor y cada quien tendría su espacio y la ciencia y la tecnología avanzarían. Quizás en otras partes lo hacen así y por eso descubren e inventan todo y acá sólo plantamos papas y cortamos árboles para meter la leña en la estufa y contaminar, a ver si así nos damos la ilusión de ciudad neo-industrial llena de progreso.

Ya, este post fue como mucho. Me enojé porque hace frío y quiero estar en Arica.

viernes, 12 de mayo de 2006

el 2010 me avergonzare de esto

Hoy caminaba rumbo al cine cuando saqué la dramática cuenta: llevo nueve meses sabáticos. Tres más y tengo el año. Ese que me quise tomar a los 17, después de salir de cuarto medio, y no me dejaron. Porque para qué, si lo único que vas a hacer es demorarte en tu plan de vida, me dijo alguien. En lo que nadie reparó es en que no había plan de vida.

Siempre he creído que hay que tener una meta y tac-tac, ir sacándola de a poco, y que todo lo que se hace tiene que conducir a esa meta. Así que en eso estoy. Dando pasos enanos. Escribiendo hasta que amanezca, tratando de conseguirme libros prestados o de leer las diez primeras páginas en la Antártica, corrigiendo textos por ahí, preguntando todo lo que no he preguntado en un buen tiempo. Y está bien, así. Se me olvida que voy a cumplir años y se me pasa la paranoia referente a eso. Los números son relativos. No hay edad para hacer ciertas cosas o para cerrar determinados ciclos. Y esa hueá es la excusa más chanta del mundo y lo reconozco y punto aparte.

La cosa es que, cuando uno se toma un año sabático, algún extraño sentido de la responsabilidad te dice que esas cosas se hacen una vez en la vida. Como emborracharse hasta vomitar en puertas de autos ajenos, insultar a un buen amigo que se lo merezca un poco, garabatear a la mamá o destruir algo de la vía pública. Más de una vez es patudez y hasta un poco patético. Es menos que una etapa: lo cumples y ahí queda, para el recuerdo de las cosas-que-hay-que-hacer-por-si-me-muero-mañana. Así que, después de estos meses, supongo que tendré que trabajar como chino para pagarme mi departamento y el colegio de los pendejos y esas cosas. Y no habrá excusa. Ni gente que me recuerde que podría estar "aprovechando el tiempo". Porque ahí el tiempo se me va a esfumar, y sólo cuando uno está aprendiendo cosas está realmente haciendo uso provechoso de las condiciones que existan. Mirando, sacando conclusiones y aplicando la vieja dinámica del ensayo y error. Viviendo, en definitiva. Si se pierde eso, se pierde todo. Y eso es lo que me crea anticuerpos hacia la vida modelo. No tener tiempo para darle una vuelta a todo. Aunque, en teoría, sea una pérdida de -de nuevo- tiempo.

Me largo a ver tele.