jueves, 28 de diciembre de 2006

invente su inventario

Misión cumplida: tengo todos mis top 5 hechos. Discos, canciones, pelis, días, gente, hueás-frics. Todo lo que mi alma de bibliotecario de boina, camisa amarilla y mirada rigurosamente perdida necesita para poder funcionar. Orden, inventario. Estructurar lo inestructurable. No saber si el disco de !!! va al principio o al final en el orden alfabético. Jugar a desesperarse sabiendo que da lo mismo.

No voy a subir ningún ranquin -los tengo en mis notas adhesivas del computador y los miro todo el rato, como hipnotizado con el secundero del reloj- porque lo encuentro demasiado nerd y no quiero parecer periodista. De hecho, la mitad de mis discos del 2006 fueron editados antes. Pero son de MI 2006. Se entiende?

Acabo de leer en un blog que este fue el año del perro. Guau. Yo soy perro. En el horóscopo, se entiende. Y se supone que los años de tu animal son TUS años, winnermente hablando. Pero éste fue fomeque. Sería injusto decir que fue malo, sería exagerado decir que fue bueno. Me estanqué en todo, pero no me aburrí. Se me olvidaron viejas metas y me acordé de otras. Conocí gente que vale la pena y otra que no tanto. Logré solucionar ese desastre que comenzó en noviembre de 2005 y terminar el año sin ganas de poner una bomba en la plaza de armas y salir corriendo.

Y ahora, sólo me río. Y pienso en la proleta y en las vacaciones y en que venga lo que venga. La vieja conclusión, remixeada y rediseñada para que parezca nueva. Como las bandas del top 5.

viernes, 22 de diciembre de 2006

alfajores terrabusi


“RETIRO PARA ESCRITORES:

ABANDONE SU VIDA DURANTE TRES MESES

Desaparezca sin más. Deje atrás todo lo que le impide crear su obra maestra. Su trabajo, su familia y su casa, todas esas obligaciones y distracciones, déjelas en suspenso durante tres meses. Viva con gente afín en un entorno que promueve la inmersión total en su trabajo. Incluyendo comida y alojamiento gratuito para todos los que sean aceptados. Apueste una pequeña fracción de su vida por la posibilidad de crear un nuevo futuro como poeta, novelista o guionista profesional. Antes de que sea demasiado tarde, viva la vida con la que sueña. Plazas muy limitadas”.

* lo vi hoy en la antártica y estuve a punto de esconderlo debajo de mi polera y salir corriendo sólo por éste, el texto de contraportada. quiero saber si chucky se ríe de eso o lo encuentra el camino o ninguna de las anteriores. lo acepto como regalo de navidad. es carón sí.

* ayer pasé a mirar la expo fotográfica del museo araucano. había una foto de vicente huidobro, el poeta, rodeado de minas. todos con actitud de ir saliendo del equivalente entreguerras de sala murano. no recuerdo de qué año era, pero la cuenta me permitía deducir que todas estaban muertas. pese a lo vivas que se ven. pese a que tienen cara de que les calienta el poeta, con todo lo feo y esmirriado que era. la mitad de las personas que salían en todas las fotos están muertas.

* ya empecé con la tonterita de hacer rankings. top 5, para ser más exacto. canciones, pelis, gente, fotos y epifanías del 2006. están en mi mente. si me pillan volando bajo, las publico acá.

* happy festivus a los que aún leen esta mugre.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Did you get older doing nothing today?

- me da gusto que se estén haciendo cosas en temuco. eventos, tocatas, hueás así lolas. pese a que creo estar en la cuerda floja de los targets, reconozco que la generación de abajo, con todos sus defectos y poserismos, me cae muchísimo mejor que la mía. los hijos de los 90 perdimos la guerra que ni siquiera quisimos dar. y ahí estamos todos. probándonos las corbatas.

- hoy me quedé encerrado con un milico en el ascensor de falabella. yo iba con el especial del clinic en la mano, lo que provocó que el muchacho uniformado me mirara con un leve dejo de "te voy a fusilarte". fueron cuatro largos pisos. debo admitir que me asusté un poco. un poco bastante, diría.

- vi un capítulo de la (cuarta?) temporada de the oc, serie que no veía hace mucho. y el shock fue similar al de ver a un viejo amigo convertido en un hijo de puta, o a una mina que te gustaba fea y convertida en el remedo de su mamá. todo estaba tan cambiado que no sabes si la serie se pudrió o tú te quedaste ahí, sin evolucionar, incapaz de comprender "lo nuevo". dudando de tus valores, o algo tan mamón como eso. ahora sólo quiero una nueva serie que me confirme que no estoy equivocado. obligado a escribirla yo.

- qué cool es la palabra sátrapa.

- me gustan las escolares and I cannot lie.

- escribo sin mayúsculas porque creo que las mayúsculas están condenadas a morir. son muy innecesarias. debieran usarse sólo para crear énfasises (se dice así?). no soporto a los talibanes de la gramática. me han dicho que lo soy, pero sólo alego cuando los errores impiden el entendimiento o afean una palabra. o alguien cree que "aser" es más lindo que "hacer"? no poh. si las palabras tienen estética.

martes, 12 de diciembre de 2006

vuelven los pinochetistas y no voy a volver yo

no estaba haciendo nada emocionante o al menos digno de recordar cuando se murió pinochet. de hecho, no me habría enterado si no es por el aluvión de nicks de msn del tipo "se murió el tata", "que lo tiren al mar", "Juanito de duelo" y el criptiquísimo "14:15". recién ahí prendí la tele y lo entendí todo. fue emocionante. se me sale el periodista en esas noticias importantes y me dan ganas de estar al frente del hospital militar recibiendo botellazos y cáscaras de naranja vía lápices bic por parte de gente que cree que los periodistas "ganan plata" (sic). demonios, si no todos los días se muere un personaje que no "modernizó chile" sino que lo evidenció aún más como el país bananero que es. claramente eso no es hacer "algo bueno", pero al menos sí es revelador y, por sobre todo, cómico. casi tan cómico como que en mega haya un periodista llamado "max freak". si esto fuera USA el paso por el colegio de ese tipo habría sido traumático. o a lo mejor eso lo hubiera obligado a reinventarse como, eh, un mega freak.

domingo, 10 de diciembre de 2006

at-choo

1. de repente uno tiene una seguidilla de breakthroughs y no puede ser tan irrespetuoso con las fuerzas magnánimas del universo entonces, pluash, hay que aprovecharlos. es por eso que este fin de semana fue dado a la introspección y no fui el rey del carrete-compadre, como es lo habitual.

2. he estado leyendo a nietdxnfsjdsche. no sé dónde voy a llegar así. igual dice hueás re interesantes.

3. ecuador es el futuro. estoy pensando seriamente en vacacionar allá. además me han dicho que a los chilenos nos tienen buena, vaya uno a saber por qué.

4. estoy a la espera de recibir mi primera compra hecha con visa y me siento terrible de adulto hasta que miro mis zapatillas de casa con forma de vaca y mi old-fashioned macintosh de papel con su carita sonriente sobre el monitor (el de verdad).

5. con este template no puedo tildar. necesito arreglar eso urgente. se aceptan orientaciones geeks para lograrlo.

6. le saqué el adsense a esto. desistí. además, soy un joven desprendido que no cree en el dinero como mecanismo para alcanzar estadios superiores de existencia.

jueves, 30 de noviembre de 2006

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Domingo en la noche - 1993

Anoche encontré esto y casi lloro.



So early 90s. Tiene olor a gringo y por eso me gustaba. Por la promesa del popcorn salado. Porque todo lo que había acá era gris y feo. Nos creíamos conectados con el mundo gracias a Temuco Cable Visión y su alucinante parrilla de 15 canales.

Tiene olor a onces de domingo con los malísimos Sacher de Santa Isabel, a hueás para el colegio que hubo que partir a comprar al Multimarket porque el nene se acordó a última hora, a arreglos de la mochila, a traspasos de materia de la semana que pasó en la que me corrí olímpicamente de clases mediante exageración de mi resfrío.

La nostalgia es cada vez más inmediata. En un par de meses más me veré mirando melancólicamente a la ventana recordando lo que pasó hace tres horas.

lunes, 13 de noviembre de 2006

Noviembre el mes que la lleva siempre

Hace un año estaba volviendo amargosamente de Stgo tras haber vivido el mejor mes de mi vida y sido estafado por el hijo de puta de mi padre.

Hace dos años estaba aprendiéndome a hacer el nudo de la corbata y acostumbrándome a andar todos los días vestido como si fuera a un matrimonio.

Hace tres años estaba en Valdivia mirando películas y creyéndome el cuento del comentarista con mirada y el do it yourself y todas esas cosas que se desechan con la madurez.

Hace cuatro años estaba drogándome por ahí.

Hace cinco años no me podía quedar dormido tranquilo porque pensaba que al otro día no iba a despertar.

Hace seis años lanzaba el despertador contra la pared y no iba a dar las pruebas porque total me iba a salir de la carrera que al final terminé.

Hace siete años estaba cortando la punta de la corbata del colegio y tirándola al aire mientras alguien me escribía alguna mamonería del tipo "espero que siempre seamos amigos" en la camisa y otro alguien regaba el patio de champaña recién abierta.

Hace ocho años me dolía la guata todo el día y pensaba que iba a repetir de curso.

Hace nueve años iba a fiestas y lo pasaba bien.

Hace diez años pensaba que todo iba a ser la zorra en diez años más.

martes, 24 de octubre de 2006

Los cabros de blogger son terrible de buena onda. Me respondieron el mail que les mandé orgulloso de mi inglés de chico chicano telemundo:


Hi
I turned my blog's old URL noquieroserperiodista.blogspot.com into
likearoboc.blogspot.com. So, I want to recover the old one to make a new
blog, but when i try, Blogger told me that it is unavailable.
What's wrong?
I hope you can help me.
I'm from Chile.
Thanks.


Así que recuperé mi viejo y tonto subdominio.

Me gusta como suena el "I'm from Chile". Es como "i'm retarded, please, please, help me".

Hoy fue el día del cine y no entré a ver ni una hueá porque nada me pareció lo suficientemente bueno. Internet killed the movie star? No creo. Ver tele nunca será lo mismo que ir al cine, aunque hagan series cada vez mejores. O con mejor dirección de fotografía al menos. Ver pelis en el pecé nunca será lo mismo que ir al cine, aunque tengas un LCD lolo que se ve ridículo en tu pieza de papel mural roñoso y envases de Stax en el suelo sin Stax adentro. Ir al cine es la manera físicamente más bacán de reemplazar la película de la realidad por la película de mentira. Aunque no puedas agarrar al prota y zamarrearlo o insultarlo. O sea, puedes -para eso se inventó el popcorn- pero no te va a escuchar. Nada es perfecto.
Ho-la.

martes, 17 de octubre de 2006

vamos a hacer como que estamos en la antartica

Ho-la.

La vida es tan lyncheana que ya me he encontrado dos veces con el mismo homeless y dos veces me ha hecho la misma zancadilla y dos veces he estado a punto de sacarme la chucha en pleno centro de The Musgo.

Siempre hay algo raro ahí, esperando, en tus narices. La vida no es recta, como decía una horrorosa canción de ji jó chileno.

Me perdí la conferencia de Chomsky, damn it.

Y no puedo recuperar la dirección noquieroserperiodista para este blog, lo cual me parece irritante. Ni siquiera puedo crear un nuevo blog. Mandé un mail a blogger.com con ese inglés guachulei que nos caracteriza a nosotros los de la araucanía, pero han hecho caso omiso. Ni siquiera un mail tipo onda "Thanks for your opinion :-)". Estos geeks empiezan a ganar un poco de plata y ya se creen dioses.

Veo tele gringa por viidoo y es lo mejor que existe en el universo. Claro que lo tengo que hacer en el feo pecé de mi vieja porque no hay versión para manzanas.

Me gusta este video:

lunes, 16 de octubre de 2006

Desafinado



No puedo recuperar mi antigua dirección ahora que la quiero. Fuck.

viernes, 8 de septiembre de 2006

Me descago la cabeza y vuelvo.
Gracias por su comprensión.

sábado, 5 de agosto de 2006

pajas mentales strikes back

En este momento hay una cuca en pana afuera de mi casa. "Cagó el carro", dice uno de ellos. Unos tipos se cagan de la risa y no sé si son los mismos pacos, los lamebolas que se acercaron a ayudar o slackers que están apostados en el paradero de micro porque hoy es viernes en la noche y se supone que hay que salir. Quiero salir al antejardín y tomar la foto-acierto-periodístico-potencial-sensación-en-fotolog-y-flickr, pero 1) hace frío, 2) tendría que ayudar y 3) creo que se acaban de ir. La moraleja es que escribir y las pajas mentales no sirven de absolutamente nada. Nada sirve de nada, en realidad. Ni los links de youtube, ni el éxito profesional, ni comprarse ropa, ni ponerle más ram a tu computador. Lo que no quiere decir que no sea justo y necesario tomar todas esas cosas e incorporarlas a tu vida. Pero, como decían los Toppins, nada es tan serio ni tan grave. Así ando por estos días. Orgullo nihilista. Y se siente bien. Desproveyendo (así se dice?) de importancia a las cosas, los problemas se minimizan. Y las satisfacciones también, supongo, pero se puede optar a satisfacciones más elevadas. Es como dar veinte pasos en la escalera de la pirámide. Hacia arriba, hacia abajo, da lo mismo. La hueá es darlos.

miércoles, 2 de agosto de 2006

living in a coup land


- El Prozac es fantástico, y creo que va más allá de la serotonina y los quimiorreceptores y ese tipo de cosas. Creo que estos agentes químicos te cablean de nuevo el cerebro para que puedas pensar en paralelo. Transforman, literalmente, tu cerebro; de un Macintosh o un IBM te lo convierten en un Cray C3 o un Thinking Machines CM5. Las sustancias químicas tipo Prozac no suprimen las sensaciones sino que las descomponen en pequeñas "unidades de sensación", que el nuevo cerebro en paralelo procesa más deprisa desde un punto de vista informático.
- Me parece que necesito un segundo para digerir esto, Eth...
- Yo no. El pensamiento lineal está superado. Lo último es el pensamiento en paralelo.
- Explícamelo con más claridad. Eso que tomas, lo que sea, ¿cómo afecta a tu percepción del tiempo?
- Recuerdo una vez que estuve muy deprimido durante unos seis meses. Cuando salí de la depresión, tuve la sensación de que debía recuperar aquellos seis meses "perdidos". Chaval, la depresión te "chupa". Por eso mi lógica es que, mientras no esté con mal rollo, no pierdo el tiempo. De modo que me aseguro de no tener nunca un mal rollo. Alguna vez te habrá pasado que alguien va y te pregunta: "¿Te acuerdas de aquella fiesta en la playa, el año pasado?", y tú contestas: "Ah, ¿sí?, ¿fue el año pasado? Habría dicho que fue hace un mes. "Si voy a vivir un año, quiero que valga por un año. No quiero sentirlo sólo como un mes. Todo lo que hago está destinado a hacer que el tiempo "parezca" otra vez tiempo, a hacer que lo sienta más largo. Tomo el tiempo a granel.

martes, 25 de julio de 2006

is an empty room

Acabo de despertar and I got headache y escucho mamonamente Death Cab for Cutie y en el jugo hay un refrigerador congelado y me muero de sed. Con el joven patriótico bebimos un rato mientras allá afuera el temporal acechaba. En un momento I was so high y pensé que las planchas del techo atravesarían el ídem y vendrían a cortarme unos tres dedos con una inexistente esquina filuda, por hueón.

Precisiones sobre el post anterior: el maharishi se quería puro comer a la Mía Farrow y ese grupo moderno los bícls se picaron por eso y le hicieron la canción. Ellos trascendieron en el tiempo. El maharishi, no. Y Mía Farrow se casó con un cineasta atormentado -la otra noche vi Annie Hall y lamento no haberla visto un par de semanas antes- que de vieja la cambió por una adolescente japonesa. Life is not a sitcom. Life is a soap opera. A Mexican one.

Ayer vi una re buena en La Red. La protagonista se llama Rubí y es impresionante. Sana diversión para tus cinco de la tarde. La divulgué y descubrí que la gente inteligente es dada a consumir basura sin mayor prejuicio. Me caen bien.

Me dicen por msn "de dia yay!" y yo repito en voz alta "de día yay!" y me alegro por estar despertando a horas humanas. Wearing that stupid man suit.

Escribo pedazos en inglés porque el inglés es el idioma de los cobardes. And french is the language of cowards.

Se largó a llover tan fuerte que apenas escucho la música y esto es como indefensión pura. Me largo.

sábado, 22 de julio de 2006

Sexy Sadie what have you done
You made a fool of everyone
You made a fool of everyone
Sexy Sadie ooh what have you done.

Sexy Sadie you broke the rules
You layed it down for all to see
You layed it down for all to see
Sexy Sadie oooh you broke the rules.

One sunny day the world was waiting for a lover
She came along to turn on everyone
Sexy Sadie the greatest of them all.

Sexy Sadie how did you know
The world was waiting just for you
The world was waiting just for you
Sexy Sadie oooh how did you know.

Sexy Sadie you'll get yours yet
However big you think you are
However big you think you are
Sexy Sadie oooh you'll get yours yet.

We gave her everything we owned just to sit at her table
Just a smile would lighten everything
Sexy Sadie she's the latest and the greatest of them all.

She made a fool of everyone
Sexy Sadie.

However big you think you are
Sexy Sadie.

miércoles, 19 de julio de 2006

el target

[22:38:23] the bagman's gambit dice:
o sea, mi ultimo post fue un ejercicio literario digamos
[22:38:34] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
[22:38:45] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
malditos periodistasno se sabe cuando dicen la verdad
[22:39:05] the bagman's gambit dice:
jajajajjaa
[22:39:12] the bagman's gambit dice:
aprender a mentir es un proceso duro
[22:39:21] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
[22:39:23] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
loco
[22:39:26] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
soy media actriz
[22:39:34] mierda!!! peligro de tsunami?????? dice:
yo tambien miento
[22:39:39] the bagman's gambit dice:
una media actriz y un medio periodista. no hacemos uno.

lunes, 17 de julio de 2006

lávate los dientes.

I've got hope and hate
And I'm feeling kind of great
Kind of great
(Adorable - Glorious)



Hay momentos en los que todo parece estar bajo control. Estiras un brazo hacia la izquierda y el otro hacia la derecha y defines los márgenes de todo lo que importa.

Hay otros en los que todo se desarma. Las cosas siguen ahí, impávidas, y son las personas las que se caen. Y no te das ni cuenta cuando estás pasando un pedazo de toalla nova por un piso lleno de sustancias que no tenían nada que estar haciendo ahí.

Abres tu billetera roñosa y encuentras tres cosas: dos pasajes de bus y un papel. Un pasaje lo usaste, el otro no. Cinco lucas perdidas. El papel es blanco y al reverso tiene una hora: 5:50 am. Y una fecha. Equis fecha. Tienes dos opciones: tirar los recuerdos a la basura o guardarlos ahí, junto a tu carnet de identidad, tus tarjetas de crédito adicional-de-la-mamá y la poca plata que has logrado ahorrar después de vender lo invendible. Decides la primera. Ahí, en una bolsa negra, está todo lo que alguna vez te importó. Mañana, un tipo sucio, que no entiende nada, que nunca en su vida prendió un computador, la tomará y la lanzará con violencia dentro del camión en el que trabaja, antes que el camión lo lance a él. Ahí quedaron tus recuerdos. ¿A alguien más le importan? Si puedes, véndelos. Si no, bótalos. No hay otra opción coherente. ¿Dónde encasillas el momento en el que mandas a la cresta los recuerdos? ¿Control o descontrol?

jueves, 29 de junio de 2006

People are fragile things, you should know by now


Me tomo un descanso en medio de la pavada que tiene todas mis noches ocupadas. Me podría quedar dormido, pero tengo la cama tan llena de papeles y dibujos impresos y hojas de cálculo (sí, eso dije) que la sola idea de ordenar todo me produce agobio y prefiero seguir. Ya deben estar por empezar las noticias en la tele. Me gusta la revisión de los diarios. Me ahorra entrar a sus sitios web, que están cada día más engorrosos y tecnológicamente elitistas. Me gusta la idea de dormir mientras todos despiertan, y viceversa. Creo que me gustaría trabajar de editor nocturno. Tomaría kilos de café, le buscaría discusión a mi único conectado en MSN y esperaría alguna noticia adrenalínica que me saque del letargo y me haga querer salir corriendo.

Estoy haciendo algo que es una volada que se me ocurrió en Santiago, mientras iba en el metro o algo así, contando la gente que entraba y salía del vagón en cada estación. Creo que puede ser una genialidad o una idiotez mayúscula o ambas cosas a la vez. No daré más detalles hasta mostrársela a quien corresponda. La hueá es que sólo consigo avanzar realmente de noche, y eso me tiene mal. Despierto a horas impresentables, eludo compromisos con excusas vergonzosas, como mal, ando irritable y mi deadline autoimpuesto es una amenaza real. ¿Es esto lo que quería? ¿Dónde estaba la letra chica que no alcancé a leer? ¿Cómo se hace para no ver a la gente que te rodea como personajes y no provocar conversaciones idiotas sólo para ver si lo que te responden es lo que habrías escrito antes? ¿Terminaré en la Clínica Normita? No sé, ya, me copé, quiero ser vendedor de seguros de vida. El fin de semana acompañé a mi madre a comprar uno. El beneficiario soy yo, supongo que es lo menos que podía hacer. La niña que nos atendió era de lo más amable y me decía "oye, pero tú eres tan joven, yo cumplí treinta y estoy de muerte, vivo con mi mamá y ella me dice que la vida se pasa tan rápido que uno no se da cuenta, por eso es tan importante asegurarse y...". Imagino que pasar una tarde de sábado y de muchos otros días en un mall, intentando que la gente minimice su inseguridad y bote diez lucas mensuales para eso, es ver pasar la vida realmente rápido. A mí ya me parece que febrero fue hace mucho tiempo. Tomarle el peso al tiempo es, creo, vivir en serio. La vida es corta. Ochenta años es una porquería, pero para uno es to-do. Entonces, es una cosa de mínimo respeto. Esa idea es parte central de la tontera que estoy haciendo. Ojalá se entienda la idea. Ultimamente he notado que no soy bueno explicando cosas. Me enredo al hablar -y al escribir, que es como lo mismo, no?-, no termino las ideas, soy como el abuelo Simpson, parto contando algo que me pasó cuando chico y termino hablando de lo caro que está el queso Philadelphia y de paso doy la lata. Este post es ejemplo de eso. Fin.

N. de la R.: La foto es pésima, pero encuentro que esto se ve feo y poco cool con tanto texto. Así que es como el cuadro de la manzana y la sandía en la consulta del dentista.

People are fragile things, you should know by now


Me tomo un descanso en medio de la pavada que tiene todas mis noches ocupadas. Me podría quedar dormido, pero tengo la cama tan llena de papeles y dibujos impresos y hojas de cálculo (sí, eso dije) que la sola idea de ordenar todo me produce agobio y prefiero seguir. Ya deben estar por empezar las noticias en la tele. Me gusta la revisión de los diarios. Me ahorra entrar a sus sitios web, que están cada día más engorrosos y tecnológicamente elitistas. Me gusta la idea de dormir mientras todos despiertan, y viceversa. Creo que me gustaría trabajar de editor nocturno. Tomaría kilos de café, le buscaría discusión a mi único conectado en MSN y esperaría alguna noticia adrenalínica que me saque del letargo y me haga querer salir corriendo.

Estoy haciendo algo que es una volada que se me ocurrió en Santiago, mientras iba en el metro o algo así, contando la gente que entraba y salía del vagón en cada estación. Creo que puede ser una genialidad o una idiotez mayúscula o ambas cosas a la vez. No daré más detalles hasta mostrársela a quien corresponda. La hueá es que sólo consigo avanzar realmente de noche, y eso me tiene mal. Despierto a horas impresentables, eludo compromisos con excusas vergonzosas, como mal, ando irritable y mi deadline autoimpuesto es una amenaza real. ¿Es esto lo que quería? ¿Dónde estaba la letra chica que no alcancé a leer? ¿Cómo se hace para no ver a la gente que te rodea como personajes y no provocar conversaciones idiotas sólo para ver si lo que te responden es lo que habrías escrito antes? ¿Terminaré en la Clínica Normita? No sé, ya, me copé, quiero ser vendedor de seguros de vida. El fin de semana acompañé a mi madre a comprar uno. El beneficiario soy yo, supongo que es lo menos que podía hacer. La niña que nos atendió era de lo más amable y me decía "oye, pero tú eres tan joven, yo cumplí treinta y estoy de muerte, vivo con mi mamá y ella me dice que la vida se pasa tan rápido que uno no se da cuenta, por eso es tan importante asegurarse y...". Imagino que pasar una tarde de sábado y de muchos otros días en un mall, intentando que la gente minimice su inseguridad y bote diez lucas mensuales para eso, es ver pasar la vida realmente rápido. A mí ya me parece que febrero fue hace mucho tiempo. Tomarle el peso al tiempo es, creo, vivir en serio. La vida es corta. Ochenta años es una porquería, pero para uno es to-do. Entonces, es una cosa de mínimo respeto. Esa idea es parte central de la tontera que estoy haciendo. Ojalá se entienda la idea. Ultimamente he notado que no soy bueno explicando cosas. Me enredo al hablar -y al escribir, que es como lo mismo, no?-, no termino las ideas, soy como el abuelo Simpson, parto contando algo que me pasó cuando chico y termino hablando de lo caro que está el queso Philadelphia y de paso doy la lata. Este post es ejemplo de eso. Fin.

N. de la R.: La foto es pésima, pero encuentro que esto se ve feo y poco cool con tanto texto. Así que es como el cuadro de la manzana y la sandía en la consulta del dentista.

sábado, 17 de junio de 2006

sleepless in Stgo.

Todo bien. Ando con polera en junio, la gente me ofrece cosas y tal. Soy un chileno muy afortunado. Estoy en un ciber y me acabo de tomar una leche con chocolate de litro sentado en una plaza. The hardcore life. Anoche me divertí hasta el hartazgo. Es raro. Puedo estar en el depto de alguien que no conozco, mirar veinte pisos hacia abajo, tener un poco de vértigo y saber que si me caigo, una fuerza externa me recogerá y me librará del TEC cerrado. Creo que consumí cosas que no debí consumir. Pero realmente dudo que mis volones se hayan relacionado sólo con eso. En esta ciudad me siento extrañamente más protegido que en la que he vivido dieciocho años. Deben ser los números, los malditos números, una vez más. Más gente, más autos en las calles, más combinaciones numéricas. Nada está tan al azar si hay menos, digamos, conjuntos vacíos. No sé si se entiende mi idea. Supongo que no. Ayer Javier, un ingeniero de tomo y lomo, me hablaba de hueás del cobre y de su empresa y pensaba "y si realmente equivoqué el rumbo y lo mío eran las matemáticas?". Digo, porque también me contó la historia de un post-hippie treintón que egresó con honores de la Santa María luego de haber estudiado un par de años de pedagogía en castellano y cambiarse al notar que "los libros son cosa seria, las matemáticas son un juego, y yo lo que quiero en esta vida es jugar". Y ahí lo tienen, como el único tipo que llega todas las mañanas con morral al piso 11 de una oficina llena de corbatas que ven el Mundial y miran a las secretarias para no aburrirse tanto. No digo que sea un ejemplo, ser neo-lana es como bien patético creo, pero un tipo consciente de la delgada línea entre las cosas serias y todas las demás será siempre merecedor de mis respetos.

Esta es la ciudad de las matemáticas porque construyen edificios en todos lados y estar en un piso 22 y no caerse al saltar en el piso es obra y gracia del mejor de los juegos. Así que de repente el próximo año me pongo a estudiar ingeniería y ya.

Lo freak es que, con todo esto, siempre quedan dando vueltas por ahí cosas que son imposibles de cuantificar. Y de describir. Ni los libros ni los números pueden con ellas. Las palabras se enredan y las cifras se tiran a la basura como una caja de leche vacía. Esas son las que realmente valen la pena, supongo.

Llegando a Temuco hago un post más coherente. Chao.

martes, 13 de junio de 2006

my left brain knows that all love is fleeting.

Debo decir que he tenido uno de los mejores fines de semana de mi vida. Entre otras cosas más bien privadas, hiberné, escribí, consumí cosas reprochables pero saludables y bailé jits malos de los noventa y jits buenos de ahora. Me reí del integrismo intelectual de mucha gente que me rodea, caminé de noche y con esa neblina que no te deja ver cinco centímetros más allá, me metí a poblaciones de temor máximo en las mismas condiciones, dormí en un sofá como en los viejos tiempos, leí Microsiervos, recibí llamados telefónicos divertidillos, compré mis boletos hacia la nada y, cuando terminé de hacer todo eso, seguí hibernando.

No hay nada que hacer. Bailar Haddaway, en el 2006, es una de las mejores cosas que te pueden pasar. De ahí en adelante, todo irá bien a tres días plazo.

Puse la mente en modo whofuckingcares y me ha andado bastante bien. No me puedo quejar. De repente, por eso mismo me da como lata escribir acá. Pero me resisto a convertir esto en un blog sobre lo bien que me lavé los dientes en la mañana, las falencias de la idiotamente llamada "ley LOCE" (que no entienden que la L es de "ley"?!), el drama de los perros callejeros o el dato de la banda que todos deberían escuchar y la película que todos deberían ver porque la intelligentzia mediática así lo determine. Así que por eso la irregularidad. Cuando tenga vida, la cuento.

Y puse links porque descubrí que, a diferencia de Safari, con Firefox sí se puede. Ya, eso. El minuto geek.

N. de la R.: Me compré la última Rolling Stone y cacho que hay una entrevista a Zambra, personaje que me cae como el forro , por lo que no he leído ni leeré su tan alabado libro. La cosa es que el título-cuña es el mismo de mi post anterior, que fue una frase que le dije de enojado a un amigo y se convirtió en una especie de resumen de muchas conversaciones. Mala la hueá, pero me dio un extraño dolor de guata cósmico leerla. Bueno, eso.

lunes, 29 de mayo de 2006

Todos queriamos ser roqueros

Este fin de semana, he concluído que:

- La única gente que me cae bien son los freaks y los snobs. Pero los freaks de verdad, no los freaks nicho-de-mercado. Y los asquerosamente snobs, que a fin de cuentas son una rama del mismo tronco del que vienen los discotequeros-hagamosunasadocompadre, pero que se redimen y salvan por no creer que saben algo que los demás, los no elegidos, no.

- Cumplir 24 años es comenzar a dejar atrás la post-adolescencia y recibir con los brazos abiertos la adultez joven, esa de camisas con bluejeans, devoluciones de impuestos, expectativas y desprecio a los pendejos que ven Lost y reality shows del cable. Actitud que, vista desde los ojos del anciano de 80 que llevo dentro, es tan ridículamente pendeja que hace que el punto, final y felizmente, dé lo mismo.

- Nunca podré funcionar como funciono de noche. El día distrae: la mayor parte de la gente está despierta, hay luz natural y todo tiene esa aura de ciclo recién comenzando. En la noche como que todo explotó y los sentidos están a mil y los estorbos están durmiendo. Entonces uno puede salir, caminar para tener frío de puro gusto, darle una séptima vuelta a todo, apreciar la luz artificial que es uno de los mejores inventos de la Humanidad, dejar de lado esa sensación de en rodaje. Por eso la gente se divierte y se libera de noche, supongo. Es todo una cuestión de velocidad. Primero el auto está frío, después de un rato puedes andar a 120 si quieres.

- Soñar que me queda un mes para salir de cuarto medio es mejor que soñar que estoy en cuarto medio y no sé cuándo voy a poder salir. Soñar que falté a clases y que dio lo mismo me retrotrae a uno de los mejores sentimientos de no-culpa de la adolescencia. De esos que después ya no se tienen porque la culpa no debería ser tema.

- ¿Hay algo más poético que los pendejos alegando por los problemas de la educación encerrándose en sus colegios, siendo que las soluciones están, precisamente, afuera?

- Ants in the pants es una película adorable. Lars Trier, eat my shorts.

- Una persona que alguna vez armó un cubo rubik, califica como persona muy inteligente y no hay más.

- Boomerang es el mejor canal del cable.

- Teorizar, esa cosa nunca bien ponderada, no es tan mala. Pero la práctica tiene que estar ahí, al lado, inmediatamente después, pegada con neoprén. Hablar de lo que no se conoce es lo que los charlatanes hacen. Y dar vuelta el orden de las palabras porque sí es propio de esa gente.

sábado, 20 de mayo de 2006

with all your power, what would you do?

¿Por qué cresta, cuando uno está apurado, todo lo demás es lento y se confabula para que no llegues a lo que tienes que llegar? Impresora mala, alcanzo a imprimir dos páginas en el ciber del frente para que la mina me diga "uy, sabes que se me acabó la tinta", caminar dos cuadras para encontrar el otro ciber cerrado, subir a la primera micro 1 que veo, no encontrar la plata para pagar y manosearme los bolsillos durante diez cuadras, sentarme y pensar "por qué chucha no tomé un colectivo" tras comprobar que la micro iba a 20 por hora enamorándose de los semáforos en rojo, llegar al centro, encontrar ese ciber grande del Centro Español cerrado, caminar cuadra y media hasta encontrar otro ciber, esperar años a que el hueón colgara el teléfono y me atendiera, cachar que el 486 en el que me instalé no tenía puertos USB y no podía meter el fucking pendrive, cambiarme de computador, alegar porque ahora Windows 98 (no es broma) no me reconocía el pendrive, esperar a que el tipo prendiera y apagara y conectara y desconectara hasta que me lo reconoció, mandar la impresión, "no, sabes que no ha llegado nada", recorrer catorce veces de ida y vuelta el ciber hasta que todo lo que tenía que imprimir llegó al terminal, pagar, alegar porque me cobraron el tiempo ocupado en el computador como si hubiese estado leyendo blogs o algo así de inútil, correr tres cuadras entre puestos de ambulantes, viejas que caminan lento y gente que va pajareando con cara de no entiendo nada, entrar a una librería para que una tortuga humana me vendiera dos sobres, entrar al correo, meter las hojas en sus respectivos sobres, esperar mínimo diez minutos de cola hasta llegar y tirarle encima el sobre de pura rabia a la señora del correo que qué culpa tenía.

Esto es muy barsa. Yo suelo ser un tipo lento. Pero ahora me pongo en el lugar de los neuróticos y los entiendo. Y me da rabia la gente que desperdicia su tiempo y su potencial y esas cosas y, sal de fruta mental, me doy rabia yo mismo. Y llego a conclusiones pavonas como que si todos nos tomáramos de las manos y nos comprometiéramos a hacer las cosas medianamente bien éste sería un mundo mejor y cada quien tendría su espacio y la ciencia y la tecnología avanzarían. Quizás en otras partes lo hacen así y por eso descubren e inventan todo y acá sólo plantamos papas y cortamos árboles para meter la leña en la estufa y contaminar, a ver si así nos damos la ilusión de ciudad neo-industrial llena de progreso.

Ya, este post fue como mucho. Me enojé porque hace frío y quiero estar en Arica.

viernes, 12 de mayo de 2006

el 2010 me avergonzare de esto

Hoy caminaba rumbo al cine cuando saqué la dramática cuenta: llevo nueve meses sabáticos. Tres más y tengo el año. Ese que me quise tomar a los 17, después de salir de cuarto medio, y no me dejaron. Porque para qué, si lo único que vas a hacer es demorarte en tu plan de vida, me dijo alguien. En lo que nadie reparó es en que no había plan de vida.

Siempre he creído que hay que tener una meta y tac-tac, ir sacándola de a poco, y que todo lo que se hace tiene que conducir a esa meta. Así que en eso estoy. Dando pasos enanos. Escribiendo hasta que amanezca, tratando de conseguirme libros prestados o de leer las diez primeras páginas en la Antártica, corrigiendo textos por ahí, preguntando todo lo que no he preguntado en un buen tiempo. Y está bien, así. Se me olvida que voy a cumplir años y se me pasa la paranoia referente a eso. Los números son relativos. No hay edad para hacer ciertas cosas o para cerrar determinados ciclos. Y esa hueá es la excusa más chanta del mundo y lo reconozco y punto aparte.

La cosa es que, cuando uno se toma un año sabático, algún extraño sentido de la responsabilidad te dice que esas cosas se hacen una vez en la vida. Como emborracharse hasta vomitar en puertas de autos ajenos, insultar a un buen amigo que se lo merezca un poco, garabatear a la mamá o destruir algo de la vía pública. Más de una vez es patudez y hasta un poco patético. Es menos que una etapa: lo cumples y ahí queda, para el recuerdo de las cosas-que-hay-que-hacer-por-si-me-muero-mañana. Así que, después de estos meses, supongo que tendré que trabajar como chino para pagarme mi departamento y el colegio de los pendejos y esas cosas. Y no habrá excusa. Ni gente que me recuerde que podría estar "aprovechando el tiempo". Porque ahí el tiempo se me va a esfumar, y sólo cuando uno está aprendiendo cosas está realmente haciendo uso provechoso de las condiciones que existan. Mirando, sacando conclusiones y aplicando la vieja dinámica del ensayo y error. Viviendo, en definitiva. Si se pierde eso, se pierde todo. Y eso es lo que me crea anticuerpos hacia la vida modelo. No tener tiempo para darle una vuelta a todo. Aunque, en teoría, sea una pérdida de -de nuevo- tiempo.

Me largo a ver tele.

martes, 25 de abril de 2006

Estado Z


He tenido una revelación de esas que se tienen, con suerte, tres veces al año.

Quiero ser como Marko Zaror.

O sea, no sé si como él o como su personaje en Kiltro. Kiltro es la peor película chilena que he visto. Y conste que he visto joyas de la altura de XS, la peor talla -que la disfruté un sábado por la noche post-enajenante tarde de jugueteos con Excel en tiempos de tesis-. Es tan mala que llega a ser buena. No me arrepiento de los 1600 pesos gastados porque, demonios, de eso se trata. De que alguien te diga o te proponga cosas desde el otro lado de la pantalla. Impactante: hasta Kiltro te puede enseñar algo.

Kiltro, el personaje, es un Forrest Gump con esteroides que a punta de combos se transforma en el macho alfa de la cuadra. Hasta que llega otro, claro. Kiltro cree estar enamorado de la mina porque es bonita, y va a pegarle al otro pretendiente por amenazar su territorio. Tiene a cuatro tipos beta que lo resguardan, lo siguen y le dan consejos porque es emocionalmente inepto. Y está toda la peli intentando ser el cabrón, dar las mejores patadas y así conseguir a la chica, que lo mira con una mezcla entre ternura y lástima. Para él las cosas son simples: come, caga y se impone peleando. Y termina bien. Tan bien que proseguirá sus aventuras en la i-want-my-fucking-ticket-right-now Kiltro 2.

Lo que pasa es que yo quiero hacer una peli como Kiltro. Una peli que se trate de las estupideces que hacemos los humanos cuando queremos obtener o mantener algo que nos importa-o alguien. Para el caso, da lo mismo-. Lo que sea. Por el motivo que sea. Y haciendo lo que sea. Sea dejar sangrando gente o, qué se yo, conseguir un puesto, tratar de escribir mejor, irse lejos, meterse a un gimnasio, trabajar sesenta horas a la semana. Quiero una peli donde el héroe no sea héroe. Y si hay uno, que esté por atrás, dándole consejos, sabiéndose poder en las sombras y consciente de que es mejor no estar en la primera línea si de cambiar las cosas se trata. Arrancando de la exposición, pero coqueteando con ella. Es que salir de una peli donde las cosas se arreglan a patadas a un mundo que no es muy distinto, frikea un poco. En Kiltro nadie conversa. Y los diálogos son de una ramplonería horrenda. Pero veo más realidad en una película de artes marciales ambientada en Patronato que en, digamos, Fuga. Es que la cosa es simple: eres héroe, o te pones del lado de los estúpidos. Y, me temo, unos se necesitan a los otros para que este mundo funcione. O te salvas o dejas que el imán del abismo te gane. Y nadie puede odiar una historia que se trate de eso. Sea estúpido, héroe, o aspirante a héroe.

viernes, 14 de abril de 2006

cuando miento lo digo de verdad

Damn, estoy aburrido. No me sentía así hace semanas. Anoche me dormí viendo Room Raiders y hoy podría hacer lo mismo viendo Ben Hur, pero no me apetece. Dormí quince horas seguidas. Tomo pisco sour y saco Pringles del envase de forma mecánica, sin ganas. Una a la vez. Mi teléfono está al lado del envase. No suena. Mis únicos mensajes de texto aluden a llamadas perdidas y a promociones de Entel que no me interesa contratar. Más allá hay un envase sin abrir de Duracell AAA, para mi querido Nex. Debajo de él, Dios Patria y Coca Cola y la versión 2004 de Mapcity. Más abajo, la revista del cable y muchas otras revistas. Algunas las compré, las hojeé y nada más. Acumulación de conocimiento, le llamo, para no sentirme tan botando la plata.

Debe ser cierto: soy fome. Tengo a la mitad de mi lista de msn sin admisión. Nada personal con nadie -de hecho, tengo admitida a la gente que no me habla nunca-, es sólo que hoy no ando particularmente comunicativo. Nada que declarar, tal como este post. Mente en remojo. Saludable, tomando en cuenta que a veces pienso demasiado y termino dando la lata o poniéndole "color". Esto de buscarle la décima pata al gato puede traer beneficios, pero son imperceptibles y definitivamente no son extrapersonales. Pero detesto dejar pasar los detalles. Las cosas, la gente, las relaciones, están plagadas de detalles. Hay gente que no los ve o que, demostrando su sanidad mental, los ve pero opta por dejarlos pasar. A mí me obsesionan un poco. Me pregunto si esto me dejará un paso más cerca de la locura. No estoy dispuesto a pasar el resto de mi vida tocando acordeón en la esquina de la Cruz Verde. O como el tipo de Fuga -peli que, aunque es demasiado como del mateo del curso y con recovecos narrativos innecesarios, me impactó- , imposibilitado de dar rienda suelta a su talento. No es que yo crea que lo tenga, pero para algo debo servir. Y admiro a los tipos que transforman sus taras -again, no es que yo las tenga- en algo positivo. Como que la funcionalidad ya no me sirvió para nada.

A propósito de cine, tuve ganas de ir a ver La Sagrada Familia, pero ninguno de los tres cines de esta aldea tuvo la delicadeza de estrenarla. La encontraron poco piadosa, supongo. Tal como con Brokeback Mountain, que la traen cuando ya va a aparecer en dvd, los muy giles.

Acompañé a mi madre al Jumbo a comprar huevos de pascua para sus nietos, mis sobrinos. Le pregunté si habría un nido para mí. Me contestó "mientras vivas en mi casa va a haber un nido con huevos de pascua para ti". Acto seguido, miré la sección libros y me acordé de algo que no tiene nada que ver con libros. It's time to get the fuck out of here.

noquieroserperiodistaperotampocoescritor

"Los buenos libros nos enseñan a descreer de los mitos y las leyendas, de los valores adquiridos y del automatismo mental. Los escritores, sin embargo, son de todas las personas que conozco las más adictas a los mitos, a los automatismos mentales y los valores adquiridos (...). La gente que está sola mucho rato, cuando encuentra compañía suele hablar demasiado y tener poco o nada de qué hablar. Tengo pocos amigos escritores, porque generalmente es imposible hablar con ellos de política, mujeres y viajes sin que se interponga la máscara del escritor maldito o yuppie, culto o aventurero, pero casi nunca auténtico, real o simplemente inteligente. Siento en ellos, generalmente, la nostalgia por un padre, un Estado, una profesora, que les diga que son lindos y los consuele de sus desolaciones preinfantiles".


La mejor columna -o al menos la más entrañable- que he leído en meses. Ahora me quiero tomar una chela con Gumucio, que modula mal, igual que yo. Aunque a mí me pasa sólo cuando estoy nervioso.

jueves, 6 de abril de 2006

Oh here comes the hardcore life

Ayer, después de más de un mes de amenazas acá y en medio de cualquier conversación, subí el cerro. A los pies, todo estaba igual que siempre: la misma gruta de la virgen, la misma vieja regando, los mismos perros persiguiéndose, las mismas placas de agradecimiento del tipo "grasias virgensita por ayudarme a obtener mi título profecional" (sic). Estuve mucho rato mirándolas. Hay algunas que datan de 1945 o antes. Me pregunto si realmente han estado sesenta años ahí o las han rehecho. Antes, la gente usaba palabras como "mamacita" para referirse a la mamá y creía que un pariente que estuvo 35 años enfermo efectivamente se podía curar gracias a la virgen. ¿Y por qué la virgen se demoró tanto en cursar la petición? ¿Y por qué Dios manda enfermedades para después quitarlas tras un rezo? Ese tipo de cosas pensaba cuando dejé de creer en Dios como en "el viejito con barba y túnica blanca". Ahora creo que subir el cerro o amar a alguien es conectarse con alguna especie de dios. Así de engrupido.

Creo que es más ondero ser ateo. Y lo dije en voz alta tras veinte minutos de subida, mientras estaba sentado entre tres árboles y oía a unos pendejos reirse, un poco más arriba. Es ondero porque se supone que así tienes el control de tu vida. Pero, recién ahora me vengo a dar cuenta, esto no tiene nada que ver con el control. Cuando chico efectivamente creía ese cuento de que botar un pan es botar la cara de Jesús y tenía pesadillas en las que el diablo me esperaba a la entrada de un túnel y yo iba en un auto que se conducía solo. Tuve que tener 15 años, un problema x, ir a la virgen de la San Francisco a pedir solución a ese problema, escuchar Prodigy en mi personalstereoconcassettera y llegar a la casa a vomitar para darme cuenta que el único que se puede solucionar las cosas soy yo. Y si es tan terrible y no puedo hacer nada, pues nadie podrá tampoco. Así de simple. Lo vi claro en ese momento. Y lo olvido a ratos. Si es tan simple. Soltarse y flotar, como dice mi novia.

Por eso me hace bien ir al cerro. Porque desde arriba se puede controlar todo. O tener más claro el método. Entendí eso y decidí que era hora de bajar. Como es tiempo de actuar y no sólo de pensar, bajé corriendo. Vi a un tipo con pinta de vocalista sound tomando de la mano a una colegiala de pantys grises. Y luego a un perro que me olfateó y me persiguió hasta abajo. Total que me lesioné un poco al costado de la rodilla izquierda por culpa del maldito cerro y anoche no podía subir bien escaleras o salir de la cama en menos de dos segundos. Shit happens. Hoy todo estuvo mejor que nunca. Me siento barsa dando tips de autoayuda, pero treparse a un cerro casi rebalsado de árboles y con una virgen abajo hace excelente para entender en qué tipo de mundo estás y qué es lo que tienes que hacer en él. Yo lo tengo clarísimo, ahora. Se trata de la vida hardcore. Pero eso es info más privada.

PD: Gracias por estos dos meses, caracola. No hay cerro que se compare a eso.

miércoles, 29 de marzo de 2006

Niños jugando

"Dealer" me gritó el repetitivo Ñaño desde el segundo piso, cuando iba llegando al edificio. Ahí caché que no estaba tan perdido con la dirección ni con mis expectativas sobre la reunión. Ñaño me dice "dealer" porque una vez yo lo traté de eso, en alusión a su afán de traficar con algo que no tiene nada que ver con sustancias ilegales, y que no mencionaré para cuidar su ya confusa imagen pública. Siempre le digo una frase y al día siguiente me la está diciendo de vuelta. Es un tipo extraño, como todos los que estuvieron en esa oficina hoy en la mañana. Dentro de todo, me caen bien. Son más o menos amigos míos desde hace tiempo y no sé si convenga mezclar amistad y trabajo. Aunque no sé qué tanta amistad y qué tanto trabajo es.

Gabito quiere hacer una película y me pide ideas mientras tomamos café en su oficina, miramos por la ventana hacia la plaza de los milicos y nos creemos creativos. Pienso en mis amigos frics que dan para mil películas, en mi madre y en mi abuela, en conversaciones que he tenido con mi novia que amo como a nadie y en los diálogos imaginarios que empiezo a armar cuando nos quedamos callados. Pero decido no ser tan impúdico y le tiro a Gabo una idea que se fue configurando entre todos: una road movie por toda la novenaregión con dos adolescentes. Pero terminó convirtiéndose en una fuga a causa de un atropello y en uno de cuatro plots que armamos, unos más endebles que otros. A mí me gusta el cine. Pero soy mejor viéndolo que analizándolo. Por eso me rehusé a hacer el electivo de cine en la universidad, a leer manuales para guionistas y páginas del tipo civilcinema. A lo más consumo trivia. Pero para mí una peli es un puente emocional entre el que la hace y el que la ve. Lo demás, no es que esté de más, pero son los palos en los que afirmas lo que realmente importa. Yo quiero hacer algo que conmueva a alguien, sea película, libro, sitcom, un post acá, un mail. Y me gusta la idea romántica y pendeja de que no se necesita tanta técnica como alma. O sea, puedo pagarle al iluminador para que ponga la técnica mientras yo me preocupo del alma. Sí, ok, muy patrón de fundo de mi parte, pero siento que así funciona. Sin recetas.

Mientras veía a Gabito hacer círculos en la pizarra blanca explicándome algo que le debe haber enseñado en Guión I algún académico que en su vida hizo un guión, trataba de pensar qué es lo que hace que alguien quiera hacer una película -o contar una historia, para ser más general-. Haber egresado de Comunicación Audiovisual y tener cierto respaldo económico no basta. Este blog es autobiográfico y casi todo lo que escribo lo es. Y cuando trato de hacer algo desprendido, según yo, no me sale. No sale si no hay apego emocional. De hecho, nada sale si no hay apego emocional. Eso es algo que le deberían enseñar a todo el mundo, desde primero básico. Y se me ocurre que no se hace porque los psiquiatras y las farmacéuticas tendrían menos clientes. O habría más gente imaginando cosas y menos obedeciendo. Como que hay gente a la que no le conviene que el mundo mejore por medio de la salud mental. Muy de paranoia conspirativa.

Yo, por eso, cuando no tengo nada que decir, opto por quedarme callado. O me dedico a vivir un buen rato para contarlo después, cuando me retornen las ganas de encerrarme. Por ahora, cumplo con tratar de configurar ideas decentes para el proyecto de mi amigo y me pregunto cómo se hace una peli de bajo presupuesto en regiones. ¿Hay que mostrar mapuches? Gabo me consiguió una montonera de fotocopias con mitos de Oreste Plath, esa onda. Y creo que se me quedó en la ofi.

lunes, 20 de marzo de 2006

First year

Hay un momento en la vida de uno en que sale más a cuenta vivir que escribir. Se exorciza más de la primera forma. Se protagoniza la película en vez de hablar de ella. Se estudia la posibilidad de influir concretamente en el mundo, de cambiar pequeñas cosas que deriven en otras no tan pequeñas, y de paso se borra el límite entre las dos categorías. Hasta el punto que dé lo mismo. Estoy pegado con la idea de que los límites hay que romperlos. Para volverlos a definir después. A veces estoy pegado en el techo o en el cabello de alguien que no soy yo, pensando en esas pelotudeces, y cuando me preguntan "en qué estás pensando", no puedo responder bien. Ayer caché que me es más fácil escribir que hablar, de hecho.

Hoy fui a la reunión de un diario electrónico en el que colaboraré con artículos de cine. Soy el único titulado ahí y eso se siente extraño, pero necesito no parar de escribir cosas y, claro, ir a ver pelis gratis. Es rarísimo ir a la universidad de la que egresaste y cachar que hay pendejos más perdidos que tú deambulando por esos pasillos o tirados en esos pastos inundados de olor a yerba de la mala. Es una mezcla entre impulso Columbine y ganas de tratar de salvarlos, en un instinto casi paternal. De hacer que no pasen por lo que pasó uno. De que no crean en todo lo que les dicen. Que cuestionen, que peguen patadas, que entren sin golpear en vez de pedir tanto permiso. Que quiebren huevos. Todas esas cosas que no salen ni en los reglamentos ni en los fanzines engrupidos, que nadie te dice en las bienvenidas mechonas.

Ahora es tiempo de hacer otras cosas. Quizás soy un poco barsa teniendo arrebatos mesiánicos con tipos que ni conozco, con tipos con los que me crucè y que no tienen menos de cinco años que yo. Pero es que tampoco saco nada comentándolo mientras tomo leche con chocolate arranado en la mesa de la cocina. Me falta aprender mil cosas y mandar a Lacuna Inc. otras mil. Es hora de actuar. De cachar que el camino hacia lo inevitable no se hace solo, pero sí es responsabilidad de uno y de nadie más. Ya son demasiadas señales, demasiados angels undercover empujándome.

Siempre quise tener un hermano menor. Desde chico. Aunque, claro, ahora es más bien tiempo de tener un hijo o algo más acorde a mi edad.

sábado, 11 de marzo de 2006

Strange fascination, fascinating me

Yo no soy un tipo sociable. Eso ya lo sabe el lector promedio. O sea, soy bipolar y puedo serlo en exceso en ciertos días, pero no es lo usual. Me cuesta derribar los muros entre la gente y yo. Y miro y analizo y cacho los movimientos y los gestos y ese concepto tan rebuscado que es "las visiones de mundo" y de repente meto la cuchara y digo alguna tontera y, según la agudeza o la neurosis de quien esté al lado mío, resultan graciosas o no.

No sé bien cómo lo hace la gente para tener puntos de conexión cerebral (para no decir "intelectual") de forma más o menos rápida. Yo necesito saber bien a quién tengo al frente. Y cuando lo sé bien, hay dos opciones: o alucino y dejo que esa alucinación crezca naturalmente con el pasar de los días, o me lateo y hago mi rápida y silenciosa desaparición. Obvio que los segundos son los casos más recurrentes. En esos casos, efectivamente, no hay nada más que descubrir ni que aprender. En los otros, basta con que te cuenten una anécdota nerd de infancia o lo que pasó en el día o te digan una palabra mal dicha pero que suena divertida o abran los ojos de una manera especial cuando hablan de otro alguien que los conmueve, para seguirse sorprendiendo después de semanas. Para estar seguro que, si la alucinación deja de ser desbordada y teenager y comienza a tomar algo así como un cauce, nunca desaparecerá del todo. Supongo que eso es lo que algunos llaman "conexión". Échale la culpa a los químicos. Hay preguntas que no sé responder. Y que quiero responderlas con todas las ganas del mundo, pero las palabras me quedan chicas. Es ahí cuando me queda claro que hay cosas más grandes que un idioma o una ciudad. Tan grandes que asustan. Pero, por lo mismo, son un monte que no puedes dejar de escalar. Un monte sin cima, sin bandera de ningún país que clavar. Un monte en el que podrías estar el resto de tu vida sin pensar en el frío, en que se echó a perder la brújula o en cuántas provisiones te quedan. Ahora entiendo a los tipos que subieron el Everest. Antes los encontraba un poco trastornados. Bueno, todavía un poco, pero presiento que después de eso, volverán a su país, a su casa, a mirar por el balcón y a sentir que hay alguien al lado, y mucha gente detrás pero que no importa tanto. Son testigos, como los que ven en la tele a esos deportistas enajenados en busca de algo que sea más grande que ellos. Pero a veces no hay ni que buscar. Hay que abrir puertas y ventanas, eso sí. Pero el destino se las arregla para que el aire entre solo. Y ahí, tirado en un sofá, te das cuenta que todas las arrancadas anteriores valieron la pena, porque ahora estás donde tienes que estar.

viernes, 3 de marzo de 2006

Acaso el rock te va a hacer surgir? *

Hoy con Laura vimos Groundhog Day, una de mis pelis de cabecera. Me gusta. Es una peli matemática, Bill Murray me cae bien y porque, en algunas lagunas que son más bien mares mediterráneos, mis días han sido así. Todos iguales. Un montón de fotocopias saliendo de la copiadora. Con más o menos tinta, con manchones, unas más blancas que otras. Siempre tratando de mejorar la escena clave, como un esforzado aspirante a Kevin Williamson o Josh Schwartz (si no sabe quiénes son, usted no es un adolescente alienado por la tele), siempre corriendo el riesgo de que quede insípida e incapaz de conmover a nadie, de tan perfecta que es.

Nunca pude ser perfecto. Nunca doblé la ropa como mi madre esperaba, hasta el día de hoy no me sé hacer el nudo de la corbata y creo que tampoco me abrocho bien las zapatillas. Se me desabrochan a cada rato y tengo que pedir a la mitad de la cuadra que me esperen para agacharme y arreglar el asunto.

Una vez traté, como a los 11. Fui ordenado, educado con mi abuela, me comí mis verduras, llegué al colegio a la hora y me lavaba los dientes uno por uno, como dice el dentista. Lo hice por varios días. Semanas, quizàs. Se me armaron como grietas en el carácter y por ahí empezó a salir el caos hasta que lo cubrió todo y probablemente tiré una chaqueta de colegio lejos y me prometí no volver a ser más así. Escapé de los días iguales y los cambié haciendo cualquier tontera. Mi teoría es que, efectivamente, eso es el rock. El rock es dejar las matemáticas en el lugar que les corresponde. Es respetar a la víscera. Es querer lo que hay pero no encontrarlo suficiente. De acuerdo a eso, el rock es más maduro que inmaduro. Aunque los rockeros viejos sean los más falsos del mundo. O, claro, eso es lo que digo ahora.

* Premio a la mejor frase del día y, probablemente, del mes. Se la dijo la mamá de Pancho a Pancho y él la citó hoy. Pancho no tiene blog. Blame the dark side.

lunes, 27 de febrero de 2006

Take me out

La Laura me dice que soy quinceañero y le encuentro razòn. Hm, parece que yo lo dije primero y ella sólo lo repite cada vez que puede. No estoy seguro. Pero la cosa es que la dirección de este blog cada vez me hace menos sentido. Debería ponerle "no quiero ser adulto" y sonrojarme aún más tras teclear eso? Sería más honesto. Es la pura y dura verdad. Todos estos posts de los que me arrepentiré a los 30 dan cuenta de eso. Pero hay que aprender a lidiar. No saco nada obligándome a madurar. Tengo que dejar que la pendejez decante de forma natural. Aunque eso implique no tener planes y/o huir despavoridamente de ellos, creerme cool por no llegar a dormir a mi casa, alegar contra las corporaciones y los trámites, querer una polera con una lavadora estampada, negarme a comer sano, tratar de cerrar este blog y no lograrlo, jugar al antisocial y un largo etcétera que no estoy dispuesto a detallar.

A los cinco años me tiraba de guata en el living de mi casa de Villarrica a escuchar la Quinta Sinfonía de Beethoven que venía de regalo, en forma de cassette, con la revista Ercilla que sagradamente se compraba todas las semanas. Tenía un lago a diez pasos y una vista bacán desde la terraza. A ratos alegaba aburrimiento y mi madre me respondía "mira el paisaje, que cuando no vivas acá lo vas a extrañar". Y yo le hacía caso. Me caían mal mis compañeros de kinder y odiaba la leche que nos obligaban a tomar a media mañana en unas flaitísimas tazas azules de plástico cantando una canción. Era como un abuelo. Después, en básica, fui maduro o algo así. Hacía lo que me pedían que hiciera, cambié mi innata letra imprenta por la poco estética manuscrita que me exigían en el colegio y tenía mis arranques pero los controlaba rápido, como si me tomara un Ravotril imaginario. Más adolescente tuve una etapa de adultez joven, creyendo en "proyectos", tratando de tomarme las cosas en serio y relajarme y ser locoasí en partes más o menos iguales. Y ahora soy un pendejo y desde el año pasado quiero ser irresponsable y rayar micros y patear cosas y elegir la gente con la que quiero estar y decirles lo que mis edades anteriores me impedían.

Entonces, yo cacho que ahora se viene la niñez. Regresión total. La vida al revés. Y la sospecha de que moriré joven.

O que quizás las etapas se me alarguen y esta adolescencia bastarda y descolocada me dure mucho y su posterior infancia, aún más.

O quizás estoy exagerando -como también me dice ella- y sólo soy un pendejo tratando de pegarse el estirón y que la ropa se rompa de una buena vez para verse obligado a comprar otra, la que ahora le queda grande.

Mañana es 28 de febrero y se acaba el verano. Así que, si no llueve, subiré el cerro por última vez. Acepto compañías, aguas minerales y/o bicicletas prestadas. Tengo que gritar y tengo que cachar que Temuco es chico y que en realidad cualquier cosa es chica. Eso sólo se puede hacer desde un cerro. Tengo que cachar que puedo abrir los brazos y tirarme y que esa ciudad inmòvil de allá abajo no seguirá igual si eso pasa. Tengo que comérmela rompiendo el envase como si fuera un Chocman y no dejar que ella me coma. Y para eso, tengo que verla chica. Para eso, tengo que no ser yo el pendejo.

miércoles, 22 de febrero de 2006

Honestidad brutal

Mis lloriqueos fueron escuchados. Tengo un reproductor de mp3. Es chico, rojo, tiene esa textura como de tela de sillón que da gusto y un poco de nervio al tocarlo, y suena bien. La marca es media flaite, pero creo que el precio de estos objetos en marcas más renombradas es exagerado. Y como tampoco lo pago yo, el muy barsa, opté por un Nex. Mi madre, melómana hasta el hartazgo -aunque con algunos gustos dudosos. creo- también quiso uno, y con el doble de capacidad que el mío. Los privilegios de ser quien maneja esos pedazos de plástico que nos arreglan la vida.

El vendedor pistoleó una de las dos cajas mientras nos explicaba que podía agregar una garantía a ambos aparatos por el precio de la de uno, "como son iguales". Ahí fue cuando miré la pantalla que indicaba que estàbamos a punto de pagar dos reproductores de 256 MB. Y el muy gil de Jotapé va y le dice "oye, pero uno es de 512...". El vendedor se pega en la entreceja y pone cara de "cresta", antes de apretar varios botoncitos como robot y arreglar el error. Recién ahí caí. Idiota. Te quedas callado y te cobran dos de 256 y te dan una garantía baratísima. Pero no. Tu primer impulso fue ser honesto. Como suelo tener delirios de autoflagelación, estuve a punto de decir "no, sabes que no lo llevo, adiós" y correr hasta un baño público y patear la taza, de pura rabia. Hey, si la plata no sobra. Qué son quince o veinte lucas para una empresa como Almacenes París. Y serían muy hijos de perra si le cobran el condoro al empleado. Si cualquiera se equivoca. Aunque la posibilidad de esa última opción me calmó un poco y me hizo sentir casi un boy scout ayudando a la abuelita de turno a cruzar la calle.

No sé si sea bueno ser (tan) honesto. Idiotamente honesto. No puedo mentir. Creo que pongo una cara estúpida cuando miento y me pillan fácil. Son las consecuencias de la educación. Obvio que tampoco se trata de andar poniendo trampas para ratones por ahí, pero saber quedarse callado es importante. Y eso que no soy un tipo ruidoso precisamente.

Hay personas a las que no les quiero mentir nunca y me siento bien no haciéndolo. Aunque termine avergonzándome o convencido por un segundo de haber hablado más de la cuenta. Pero a una empresa, qué demonios. Supongo que ahí está la sutileza del mentiroso piadoso. Los brutalmente honestos no llegamos a ninguna parte, porque la brutalidad es destrucción. Así que me pongo en campaña para mentir un poco. Hasta ahora, al menos, he omitido bastante.

PD: Estoy viendo Los Simpson en FOX y no sé por qué demonios están en portugués. No le he movido nada a la tele y ni siquiera tiene SAP, así que no cacho qué onda.

PD2: Miro hacia afuera y parece Junio. Maldita lluvia. Si salgo de acá, tendría que ser por una muy buena razón. Muy buena.

miércoles, 15 de febrero de 2006

Has it come to this

Llegué de mi flash trip por Caburgua. Adivinen quién no se echó protector solar y ahora tiene marcado el final del traje de baño, con las piernas divididas en dos sectores: "blanco" y "rojo". Como sea: es la zorra estar siete horas de frente al sol con los ojos cerrados, transpirando como en un sauna cada vez más, hasta que el cuerpo deje de aguantar, y de ahí meterse al agua. Todo tiene que ser un tratamiento de shock. Si no, no vale. No se aprovecha. Al menos cuando no hay nada tan determinante en juego.

El agua estaba llena de pequeñas mierdas negras que parecían carbón o cenizas y con la Paola concluímos que, o son residuos de los asaítos-compadre de Piñera, o de las fogatas-post-hippies de la Bachelet.

Necesito un reproductor de mp3 aquí y ahora. Me hace falta. Ya dije que es lo único material que no tengo y me está siendo imprescindible.

Este blog está muy ombliguista y me está empezando a caer mal. Quizás debería subir cuentos o algo por el estilo, pero a) no tengo ninguno nuevo y que me deje realmente satisfecho, y b) tengo la cabeza demasiado puesta en ciertas cosas reales como para estar pensando en cuentitos. Cuando inauguré mi segundo blog, pero primero para efectos, digamos, biográficos (el anterior no lo conoció casi nadie y estuvo alojado en un sitio que ya no existe), estaba pensando en mis amigos y en no aburrirme en una tarde de verano de 2004. Calurosa, con Coca Cola y dos hielos, sin nadie en la casa. Entro a ese cementerio de blogs que ahora es 20six (aka 20sick) y no puedo evitar avergonzarme un poco. Escribo muchas hueás y a usted no tienen por qué interesarle. Se supone que uno tiene que aportar algo al mundo, o al menos a la gente que lo rodea. Y si lo hago, nunca es premeditado. La Laura me dice mucho que uno tiene que ser generoso. Y yo antes era considerado al menos. Detesto esas actitudes del tipo "no me gustó tu postre, pero me lo estás dando así que me lo como igual y te digo que está rico". Son hipócritas, no ayudan. Me temo que cuando chico las hacía, pero luego las erradiqué de forma casi militar pero de repente me fui al extremo. Uno se tiene que importar pero a la vez tiene que cachar que no es el centro del mundo. Capitalismo bien entendido. Pero este blog es capitalismo salvaje. Puta, de aquí a marzo lo mejoro. Lo prometo.

domingo, 12 de febrero de 2006

If I were a Carpenter

Acabo de dar vuelta toda mi pieza. Ahora mi velador-revistero y (más rato, porque cansa la hueá) mi equipo vintage National Panasonic están en el lugar donde antes estaba el escritorio del computador, que ahora tengo al lado de la ventana, para que no le llegue luz del sol al monitor y para que usted, señor o señorita psycho, no pueda ver desde su auto, micro o vereda si el joven jotapé está inmerso en la mátrix o no. No alimentaré más vuestro morbo.

Ayer recordé todo lo que no puedo dejar atrás, juntándome con casi puros periodistas en la casa de la Laura. Estaba la Pame que es abogada y lee sumarios y le gusta; Shango, a quien no veía hace mil, junto con Nadia y Pancho, todos fieles representantes del mediors del cual tanto aborrezco. Pero lo pasé bien. Y eso que yo era EL adolescente ahí, con mi confusión juvenil, mis despertadas tarde y mis poleras. Lo siento, siempre seré el teen de la pandilla. Es una cuestión de actitud. Después empecé a tirar mis teorías sobre la autodestrucción y la elección del sufrimiento, pero demonios, después de litros de cerveza no las sé explicar tan bien y no me la compraron. Ni yo la entiendo bien. Son de esas que pienso antes de acostarme o en la ducha o sentado en el patio de comidas del mall y de repente llega la idea y digo "jackpot!" cuando tengo la frase y la anoto en un cuaderno o una servilleta que inevitablemente extraviaré media hora más tarde. Y ahí quedan las teorías. En el limbo de las teorías mulas fallidas que pudieron cambiar el mundo.

El título de este post es porque anoche me puse a bajar mp3s de Sonic Youth (so 90s) y encontré el cover de Superstar y llegué de amanecida a mi casa a bajar más mp3s de ese disco. Y todo fue muy cósmico porque en la semana estuve pegado con la canción de Johnny Cash que dice if i were a carpenter, and you were a lady, would you marry me anyway?. A los 80 quiero ser como Johnny Cash.

Y como sé que el 98% (cifra premeditadamente exagerada) de los que leen este blog son periodistas o estudian (risas pregrabadas) la carrera, pues feliz día de la prensa, muchachos. Yo tampoco sabía que lo era hasta ayer. Chao, me voy a tomar helado.

miércoles, 8 de febrero de 2006

La mala memoria

Diablos, se me había olvidado lo mucho que me gustaba el pan con palta. Soy miembro de esa juventud criticada por el insoportable Casimiro H.V. Como pan con palta y tengo arrebatos noventeros y después de esos arrebatos me doy cuenta de que los 90 son la única década que valía la pena. Cómo se me fue a olvidar todo eso.

martes, 31 de enero de 2006



Esta foto la saqué el domingo. Yo los mataría a todos. No, mentira: haría un videojuego que se trate de matar hippies, de cortarles el pelo con navaja, de destrozarles sus morrales o de obligarlos a usar poleras rosadas Polo y pantalones Dockers. O sea: de apretarles el botón del futuro y trasladarlos a cinco años plazo.

Hasta hace pocos días no podía escribir nada decente. Nunca puedo cuando estoy en ciertos estados mentales. Y ni hablar de leer. Ok, nunca he sido un gran lector. Ese es un mito que no sé quién creó. A lo mejor basta con comprarte dos libros al año y pedir prestados otros dos para que te cataloguen de "lector", o, peor aún, de "intelectual" (sí, una de mis hermanas alguna vez lo dijo. La cara de uf no se me quitó en una semana). Lo último que leí fueron diez páginas de El hombre que inventó Manhattan y la mitad de La melancólica muerte de chico ostra, todo en la Antártica. Si alguien me pasara las cuarenta lucas que necesito para comprármelos, se lo agradecería mucho y me las gastaría en cualquier otra cosa. Yo soy como Marlén Olivarí. Me preguntan qué leo y digo "todos los días el diario". Eso es cierto: los leo todos y compulsivamente.

Cuando veo la noticia de la señora Dina, la abuela abandonada, no puedo evitar recordar a la mía -que tiene la edad de Pinochet y ahora mismo goza su verano junto a sus adorados parientes de Osorno- y decir "y de qué chucha se queja esta vieja". A lo mejor la vieja de la tele les pegaba cuando chicos a los hijos y nadie dice eso. Siempre los hijos son los malos y los sádicos. Pero los padres son una carga. Y demasiado pesada. El mío me cagó con un cheque mientras estaba a 700 kilómetros de su cara, pero ahora se compró una parcela y tiene cara para invitarme. Ni genéticamente me sirvió. Al menos me podría haber heredado su caraderajismo, que demonios que me hace falta.

Me siento idiota por no haberme acreditado para Fito Páez en Pucón. Y me alegro que Franz Ferdinand vaya a Viña porque los veré por la tele. Y no entiendo que gente que tiene las facilidades económicas y geográficas para estar ahí, alegue. Idiotas. Si no les gusta el resto del menú, lleguen más tarde. Así de simple.

Hoy caminé dos horas. Luego me compré una ensalada césar en el Jumbo y me la comí.

Me afeité y me dijeron que represento dieciocho.

A falta de Sopranos, estoy viendo una teleserie mexicana de adolescentes que dan en el Mega como a las dos de la mañana. L.

Ayer aprendí a descapotar un jeep. Todo lo que usted debió haber aprendido en 1997.

En la calle hay mucha gente desconocida que te mira fijo. Cada vez que alguien lo hace, le digo HOLA y se frikea. Luego miro hacia atrás y cacho que él está haciendo lo mismo. En esta ciudad la gente no es amistosa. Cuando uno era chico, bastaba con decirle HOLA a alguien de tu misma edad y pum, amigos entrañables (ok, ok, eso lo dijeron en una sitcom, pero no me acuerdo cuál). Al rato le quitabas un juguete y se ponía a llorar y te sentías culpable y su mamá te retaba. Y todos aprendíamos la lección: no hay que confiar en la gente.

¿Hay una casta más detestable que los actores politiqueros que se apitutan? El joven chileno ya debería saber que, si no quedó en derecho o en la academia diplomática, teatro es la opción.

¿Hay algo más imbécil que la paridad hombres-mujeres en los ministerios? Si empezamos así, mañana hacemos paridad flacos-gordos, morenos-rubios, fumadores-nofumadores o cualquier cosa.

Ya, este blog es una mierda y como que no me importa.

martes, 24 de enero de 2006

blah

Este blog está en la UTI.

Es que dos años escribiendo cosas que a ti, querido lector, no te interesa saber, y en la mátrix, es harto.

Cuando nos acordábamos de Don Lalo y se me ocurrió googlear "don lalo temuco" y me encontré con mi viejo blog en 20sick, sospeché que algo andaba mal.

Nada es nuevo. Todo se repite y sientes que estás inmerso en un eterno deja vú. El pasado vuelve y cuando se aburre se va y luego vuelve cuando no le pediste que lo hiciera. Las cosas se te escapan de las manos y te llegan otras que no buscaste. Hay quienes dicen que tú puedes llegar a una meta x si pones tu mente en ese estado que te hace creer que nada más importa, que no hay desvíos en la carretera y el destino final es uno solo. Pero yo desconfío de lo lineal. Las líneas son demasiado cortas, insuficientes para ser entendidas como algo con principio y fin. No sé si me explico y no es mi intención que alguien piense "uf, el hueón metafísico". Sólo creo que una línea conforma cosas más complejas. Una nube es un conjunto de líneas, de las imaginarias que se pueden trazar desde una deformidad a otra, o las ínfimas que componen esa deformidad. Es como cuando le haces zoom a una foto hasta el máximo y ves sólo píxeles que no te dicen nada. Tienes que ver el millón de píxeles juntos, perdiéndose y deformándose unos a otros, para cachar qué es lo que hay. Esa es la única explicación que tengo para el asunto de por qué las cosas no pasan cuando comienzas a esperarlas y, a la inversa, las sorpresas se suceden. Y la conclusión es demoledora: hay que pensar en cualquier otra cosa para que pasen. La mente es tramposa porque no puede actuar de manera lineal, aunque los colegios y ciertas convenciones sociales la traten de forzar hacia allá. La mente toma una carretera y sabe que no basta con eso y empieza a torpedearse sola. Y lo único que tienes que hacer es sobrevolar todas las carreteras. Sólo así puedes llegar a algo parecido a un destino. Sólo así conocerás rutas nuevas. O volverás a la única que importaba. ¿Tenías un propósito? Desiste un rato. ¿Te importaba algo o alguien? Reemplaza. ¿No puedes hacer algo? Deja de hacerlo y retoma más rato. Lo contrario es hacerse zancadillas a uno mismo. Lo sano es confiar en que lo que tiene que volver, volverá. Lo nuevo que se tenga que quedar: lo mismo. Y te hará olvidar lo que se fue. Y por eso encuentras cosas tuyas googleando. Por eso estás escribiendo acá cuando, por razones que son un poco vergonzantes, hace dos semanas analizaste la posibilidad de no volver a hacerlo. Porque la mente siempre sabe el camino a casa.

lunes, 9 de enero de 2006

Wave of mutilation

Anoche me las di de escritor y escribí y escribí e incluso escribí mails que no voy a mandar y me bajé una botella entera de cola de mono porque no sólo creo que el año nuevo no ha terminado sino porque me creo Bukowski o algo peor cuando es domingo en la noche y estoy lateado. Inventé un alter ego y hoy subí el cerro para recrear una escena que se me ocurrió ayer. Miré las cuadras ordenadas del centro de Temuco, tiré un paquete vacío de papas Lays al aire, escribí tres frases en mi cuaderno y bajé, preocupado porque podía empezar a llover en cualquier minuto. Yo antes creía en dios e iba a la gruta de la virgen que está en la entrada alternativa al cerro -que es la que me gusta a mí porque en la otra hay que pagar y el sendero es feo- a pedir cosas. Unas se hicieron realidad, otras no. Yo antes creía en que había otra vida después de ésta y eso es bastante peligroso porque uno puede llegar al deplorable extremo de pensar que no importa tanto si desperdicias tus días porque total, tienes la eternidad para tirártelas encima de una nube. Y no necesitas coca cola ni ninguno de esos placeres de la vida.

Bajé corriendo hasta Caupolicán y llegué caminando al centro. Terminé metido en medio de un show de la campaña del candidato Sebastián Piñera, que era como ver Mekano. Me gustan las aglomeraciones. Habría ido a la Love Parade de haber estado en Santiago. La gente apretuja y de las ventanas de los edificios se asoman a mirar y parece que nadie tuviera nada importante que hacer. El show era derechamente una mierda. Bailaban axé con esos hits de hace cuatro veranos y la gente saltaba e incluso tomaba fotos con sus celulares. Yo miraba las caras, nomás. De hecho, era el único que miraba hacia atrás cuando todos lo hacían hacia adelante, donde estaba el escenario. Al minuto en que me empecé a encontrar con gente conocida, entendí que era la hora de largarme.

Temuco no apesta tanto, pensé mientras caminaba por San Martín en vez de por la Avenida Alemania, como de costumbre. Temuco es querible. Ok, ok, fue un lapsus. Pero lo pensé. Es que hay muchos lugares donde pasé y casi como que me sentí en la última parte de Before Sunrise, pero sin romance y con más madera y más nubes. Recuerdos idiotas, recuerdos de hace muchos años o de ahora. Si uno es lo que vivió cuando chico, demonios, estoy condenado, esta ciudad me define. Creo que nunca voy a estar del todo desunido a ella. Quizás me vuelva a los 50. Es eso o la cabaña en las colinas. Va a llegar un momento de la vida en que querré recuperar todo lo perdido y lo pendiente, y me imagino que es más saludable que sea cuando viejo. No sé. Debería hablarlo con alguien viejo. O creerlo a ciegas, nomás. Ese será el momento en el que no odiaré andar saludando ni me sacaré la cresta por bajar corriendo del cerro. Ese será el momento del té en la mañana, el diario, la asomada al balcón, la mirada hacia atrás y la toma de razón de que estoy con alguien que quiero, de que lo hice bien, de que salí ileso. Ahora, no puedo decir ni eso ni todo lo contrario. Y ya es hora. Mañana me voy a Licán y no sé cuándo vuelvo. Chao.