sábado, 17 de diciembre de 2005

De mentira

Encontré un cuaderno de 1993 y estoy alucinando y este post parece que va a ser un bad cover version de un post del blog de 20six donde conté lo mismo, allá por el lejano y poco convulsionado 2004. Mi cuaderno es verde y en la primera hoja dice "Ciencias Naturales, JP, 6º Básico B". Tiene como cinco hojas de materia con mi manuscrita letra de ese entonces -de pendejo tuve la costumbre de querer retener las cosas en mi memoria y no en un soporte escrito, lo que me valió retos y malas notas en las infames "revisiones de cuaderno"-, un par de dibujos con lápiz scripto, y después dibujos míos, hechos en las vacaciones. Cuadrados, ciudades de mentira, canales de televisión de mentira con programas inventados por mí que igual eran bien basura ahora que los recuerdo, dibujos de esquinas de mentira con gente de mentira caminando por ahí, todos con vidas de mentira, las que me encargaba de relatar en no más de tres líneas insertas en un cuadradito de apoyo. Rayaba con las calles numeradas y los letreros de esquina. Mataba largas tardes de vacaciones de invierno y de verano dibujando esas cosas y creyéndome dios o algo así, con el poder de hacer desaparecer algo o alguien con una sola pasada de mi goma Factis que olía rico. Después evolucioné, o empecé a anotar la materia del colegio, y tuve que pasarme a blocks de dibujo. Eran más grandes y me permitían hacer que las cosas se movieran. Pero no me duró mucho. Como hasta los 12, máximo. De ahí quise cerrar los cuadernos y abrir la vida. Mala idea, pienso ahora. Nunca dejé que se metieran en mis cosas por miedo a que me pillaran esos cuadernos o esos blocks y no entendieran nada. O me empezaran a preguntar qué significan estas cosas tan raras. La sola idea de enfrentarme a un cuestionario de ese tipo me parecía estresante. Así que boté algunos, exilié a otros en las piezas-bodega del patio y guardé unos pocos, los más queridos, cerca pero lo suficientemente ocultos o protegidos como para no exponerlos. Se me fueron olvidando. Alguien los sacó de mi pieza, los metió en una caja y yo no me percaté. Pese a que siempre guardo todo. Tengo un cajón del mueble lleno de cuadernos: del colegio, de la universidad, comprados porque sí, casi todos de la era pre-internet, cuando tenía proto-blogs en cuadernos o en agendas que me regalaban y no sabía qué uso darles porque no tenía ningún compromiso que anotar. Hurgando ahí fue que encontré el objeto que no me dejó dormir anoche de puro entretenido que estaba. Entretenido con rabia. Rabia porque cuando chico no perdía tanto el tiempo, aunque madres, hermanas, profesores y yo mismo asegurábamos que sí. Y de tanto oír que sí fue que decidí empezar a ganar tiempo y no me di cuenta que lo estaba perdiendo más que antes. No me di cuenta hasta ahora. Ahora que veo a compañeros de colegio o de universidad yéndose a Barcelona o a Buenos Aires o adonde sea, autocomplacidos con sus títulos y sus becas, ganando plata, llenos de optimismo. Y yo sigo acá decidiendo si invento vidas en las hojas sobrantes del cuaderno de Naturales o me pongo una camisa y comienzo a cumplir con lo que todo el mundo sigue esperando de mí. Quizás debería mezclar las dos cosas. Enero promete, ciertas cosas deberían empezar a cambiar en ese momento y no puedo seguir perdiendo tiempo. Y menos creyendo ingenuamente que lo gano. O lidiando con las expectativas de gente más ingenua que yo pero que se cree aguda por quién sabe qué razón. Chao, me voy a dibujar ciudades de mentira.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

las gomas factis todavía huelen rico, yo me preocupo de olerlas antes de borrar.
y ahora ponte a escribir de ciudades que parecen de mentira porque para eso te van a pagar, miechica.

(¿para qué te voy a postear que seas un soñador y dibujante, que es lo que debiera hacer, si no va a servir de nada?)

Anónimo dijo...

que bonito lo que escribiste. hace un tiempo boté todos esos cuadernos que tb tuve. obviamente tampoco dejé q nadie los viera, aunque secretamente siempre pensaba que si me moría y los encontraban se darían cuenta de la mente brillante que vivía justo al lado de sus piezas. tonteras de pendeja.
saludos

Anónimo dijo...

yo era re matea,mis cuadernos tenían pura "materia", qué fome....aunque igual ver las pruebas pegadas con puros 7 me alegraba en algunos momentos,pero después me deprimía por no tener esos mismos 7 en la univ

cariños

do as your heart tells you

Anónimo dijo...

De chico también dibujaba en los cuadernos. De hecho, quería por ese entonces ser dibujante. Todos mis cuadernos estaban llenos de caras y personajes y otras cosas. Nada de materia. Llegué a desarrollar una técnica envidiable con el lápiz pasta... xD! También por esos días todo el mundo me decía que perdía el tiempo, y ahora que trabajo y hago cosas "productivas", yo soy el que tengo la sensación de estar perdiendo mi tiempo...

Saludos!