miércoles, 20 de julio de 2005

Diez puntos de sangría

Terminé la tesis (ver foto de la producción en serie en 20sick) pero aún no la he entregado. ¿Razón? La impresión de las tablas Excel fue un desastre de proporciones y tuvimos que acudir al Ingeniero Ñaño para que nos auxiliara y nos configurara los márgenes según lo que dictaba el Manual del Obsesivo Compulsivo a punto de entregar su Tesis. Y tres copias no se imprimen en un ratito. Y empezamos ayer pero se nos acabaron las hojas y hoy hubo que conseguir más. Torre Extra-Arias, tal como lo quería Shó. Y a las cinco de la tarde estaba todo listo pero, oh sorpresa, Berrueta y la Mabel ya se habían retirado. ¡A las cinco! Después de cinco años escuchando que periodismo es una carrera sin horarios y que acostúmbrense a trabajar quince horas diarias y que la ley laboral no le importa a nadie. Pero el director y la secretaria de carrera trabajan como cinco diarias y organizan congresos de semiótica en las nubes en vez de darle una mano al esforzado tesista y avanzar juntos hacia un mundo mejor.

Así que mañana será el día. Hoy, para acostumbrarme a mi futura nueva condición, vi noticias y son cada vez más fomes. Y efectistas. Incluso las de acá. Carolina Jofré se congelaba a la entrada de la cárcel de Temuco para entrevistar a un seremi sobre "el caso emblemático, de la reforma procesal", lo que podría haberse grabado en el estudio a las siete de la tarde. Y todos tomarían once en sus casas y pasarían más tiempo con sus hijos o con quien sea. Mientras otros se van a las cinco. Y otros vagan porque les da lata conseguir trabajo.

Hay buenos blogs en blogspot. Quizás me quede acá por un tiempo. Hace bien cambiar de aire. Mañana debo hacer un powerpoint con letras voladoras y efectos bacanes. "Bacanes"!. No sé qué estoy tecleando, chao.