lunes, 13 de diciembre de 2004

Fui a una reunión con Michael, el gerente-general-director-ejecutivo-y-representante-legal. Había galletitas y espráit. Todo para decirnos que no está conforme con el noticiero, que lo encuentra "plano". Evaluación a la que yo agregué "demasiado institucional", a riesgo de ganarme tomates de parte de mis colegas. Para solucionar esto y para "crear opinión", Michael pretende invertir mucho dinero para importar desde la capital a un prestigioso y opinante periodista que, dentro de una o dos semanas, nos dirá cómo hacer realmente bien nuestro trabajo. Lo freak fue saber quién será ese periodista. Demonios. Quién me manda a ilustrar este pseudo-blog con fotitos irónicas. Debería ponerme a reportear sobre los niños pedofileados que arman improvisadas orquestas después de la orgía con los intachables en vez de perder el tiempo escribiendo acá.



Hace cinco minutos entró un flaite a la oficina y me dijo: "flaquito, te ofrezco estas gafas... están a 99 lucas en Ripley, te las dejo en 15". Eran Calvin Klein y supongo que eran grossas. Las palpé y me las probé, pero no tenía un espejo para mirarme. No tengo plata, mentí. ¿Cuánto tenís?, retrucó él. Nada, como luca para la micro, volví a mentir. ¿Y no tenís a alguien a quien conseguirle?... te las dejo en 10. Parte de mi sueldo (risas) aún sigue intacto, pero realmente no sé si invertirlo en gafas sea una gran idea. Quiero una cámara digital porque ando viendo fotos todo el día y no puedo sacarlas. Quiero la Samsung que vi en Almacenes París ayer. O, en último caso, un coso para escuchar mp3ses que me permita burlar la omnipresente Bio Bío que aparece y desaparece gracias -nunca mejor dichjo- a lo suelto que está el cable de la fea radio Recco que tengo a centímetros del teclado. Porque somos gente del sur. Igual que tú.

No hay comentarios.: