I'm at The Musgo.
Raro, por tirar una definición a la chuña.
Han abierto locales nuevos para la diversión nocturna, hay fiestas y ciclos de cine y cosas de ciudad con sangre en las venas. No es nada del otro mundo pero es bueno en comparación a lo que había. Pero hay partes que nunca cambian: la gente es muy, muy lenta. Las micros son una real chatarra y los autos que doblan no esperan al peatón que intenta cruzar. Todo muy troglo. Y supongo que este año habrá una nueva versión de la Sofo. Es increíble que EL evento anual de la ciudad sea una feria de tractores y cosas del campo. Para qué más redneck.
Mi madre ha convertido mi pieza en la pieza de los cachivaches, ya es oficial. Me es imposible circular ahí, entre espejos, bolsas con ropa vieja y minucias de nula utilidad como cables, cajas de remedios y posters de eventos del Teatro Municipal (!). Así el panorama, es imposible no echar de menos mi gélida pieza de la casa de Bilbao, las minas que graznan conversaciones de matinal en el living y el gato que camina de borde a borde del techo como un niño con Asperger intentando descubrir un secreto matemático.
Ando con el viejazo. No le doy cumplir 25 a nadie. Inventarios de vida, evaluaciones y toda esa basura. Leer biografías en Wikipedia para saber qué habían ya hecho ciertos personajes a esta edad, un ejercicio inútil por donde se le mire.
Lo bueno es que me han regalado el libro de Bisama que quería. Que quería escribir yo -puta la hueá-. Pero no le cuenten a nadie.
El martes vuelvo a the real hardcore life.
sábado, 2 de junio de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Como andamos JP...
Hace tiempo que no pasaba a visitar tu casa bloguera pos cabro.
Nos fotologueamos no mas...
Te mando un saludo... ando cero inspiracion...
Alma
Publicar un comentario