jueves, 29 de junio de 2006

People are fragile things, you should know by now


Me tomo un descanso en medio de la pavada que tiene todas mis noches ocupadas. Me podría quedar dormido, pero tengo la cama tan llena de papeles y dibujos impresos y hojas de cálculo (sí, eso dije) que la sola idea de ordenar todo me produce agobio y prefiero seguir. Ya deben estar por empezar las noticias en la tele. Me gusta la revisión de los diarios. Me ahorra entrar a sus sitios web, que están cada día más engorrosos y tecnológicamente elitistas. Me gusta la idea de dormir mientras todos despiertan, y viceversa. Creo que me gustaría trabajar de editor nocturno. Tomaría kilos de café, le buscaría discusión a mi único conectado en MSN y esperaría alguna noticia adrenalínica que me saque del letargo y me haga querer salir corriendo.

Estoy haciendo algo que es una volada que se me ocurrió en Santiago, mientras iba en el metro o algo así, contando la gente que entraba y salía del vagón en cada estación. Creo que puede ser una genialidad o una idiotez mayúscula o ambas cosas a la vez. No daré más detalles hasta mostrársela a quien corresponda. La hueá es que sólo consigo avanzar realmente de noche, y eso me tiene mal. Despierto a horas impresentables, eludo compromisos con excusas vergonzosas, como mal, ando irritable y mi deadline autoimpuesto es una amenaza real. ¿Es esto lo que quería? ¿Dónde estaba la letra chica que no alcancé a leer? ¿Cómo se hace para no ver a la gente que te rodea como personajes y no provocar conversaciones idiotas sólo para ver si lo que te responden es lo que habrías escrito antes? ¿Terminaré en la Clínica Normita? No sé, ya, me copé, quiero ser vendedor de seguros de vida. El fin de semana acompañé a mi madre a comprar uno. El beneficiario soy yo, supongo que es lo menos que podía hacer. La niña que nos atendió era de lo más amable y me decía "oye, pero tú eres tan joven, yo cumplí treinta y estoy de muerte, vivo con mi mamá y ella me dice que la vida se pasa tan rápido que uno no se da cuenta, por eso es tan importante asegurarse y...". Imagino que pasar una tarde de sábado y de muchos otros días en un mall, intentando que la gente minimice su inseguridad y bote diez lucas mensuales para eso, es ver pasar la vida realmente rápido. A mí ya me parece que febrero fue hace mucho tiempo. Tomarle el peso al tiempo es, creo, vivir en serio. La vida es corta. Ochenta años es una porquería, pero para uno es to-do. Entonces, es una cosa de mínimo respeto. Esa idea es parte central de la tontera que estoy haciendo. Ojalá se entienda la idea. Ultimamente he notado que no soy bueno explicando cosas. Me enredo al hablar -y al escribir, que es como lo mismo, no?-, no termino las ideas, soy como el abuelo Simpson, parto contando algo que me pasó cuando chico y termino hablando de lo caro que está el queso Philadelphia y de paso doy la lata. Este post es ejemplo de eso. Fin.

N. de la R.: La foto es pésima, pero encuentro que esto se ve feo y poco cool con tanto texto. Así que es como el cuadro de la manzana y la sandía en la consulta del dentista.

People are fragile things, you should know by now


Me tomo un descanso en medio de la pavada que tiene todas mis noches ocupadas. Me podría quedar dormido, pero tengo la cama tan llena de papeles y dibujos impresos y hojas de cálculo (sí, eso dije) que la sola idea de ordenar todo me produce agobio y prefiero seguir. Ya deben estar por empezar las noticias en la tele. Me gusta la revisión de los diarios. Me ahorra entrar a sus sitios web, que están cada día más engorrosos y tecnológicamente elitistas. Me gusta la idea de dormir mientras todos despiertan, y viceversa. Creo que me gustaría trabajar de editor nocturno. Tomaría kilos de café, le buscaría discusión a mi único conectado en MSN y esperaría alguna noticia adrenalínica que me saque del letargo y me haga querer salir corriendo.

Estoy haciendo algo que es una volada que se me ocurrió en Santiago, mientras iba en el metro o algo así, contando la gente que entraba y salía del vagón en cada estación. Creo que puede ser una genialidad o una idiotez mayúscula o ambas cosas a la vez. No daré más detalles hasta mostrársela a quien corresponda. La hueá es que sólo consigo avanzar realmente de noche, y eso me tiene mal. Despierto a horas impresentables, eludo compromisos con excusas vergonzosas, como mal, ando irritable y mi deadline autoimpuesto es una amenaza real. ¿Es esto lo que quería? ¿Dónde estaba la letra chica que no alcancé a leer? ¿Cómo se hace para no ver a la gente que te rodea como personajes y no provocar conversaciones idiotas sólo para ver si lo que te responden es lo que habrías escrito antes? ¿Terminaré en la Clínica Normita? No sé, ya, me copé, quiero ser vendedor de seguros de vida. El fin de semana acompañé a mi madre a comprar uno. El beneficiario soy yo, supongo que es lo menos que podía hacer. La niña que nos atendió era de lo más amable y me decía "oye, pero tú eres tan joven, yo cumplí treinta y estoy de muerte, vivo con mi mamá y ella me dice que la vida se pasa tan rápido que uno no se da cuenta, por eso es tan importante asegurarse y...". Imagino que pasar una tarde de sábado y de muchos otros días en un mall, intentando que la gente minimice su inseguridad y bote diez lucas mensuales para eso, es ver pasar la vida realmente rápido. A mí ya me parece que febrero fue hace mucho tiempo. Tomarle el peso al tiempo es, creo, vivir en serio. La vida es corta. Ochenta años es una porquería, pero para uno es to-do. Entonces, es una cosa de mínimo respeto. Esa idea es parte central de la tontera que estoy haciendo. Ojalá se entienda la idea. Ultimamente he notado que no soy bueno explicando cosas. Me enredo al hablar -y al escribir, que es como lo mismo, no?-, no termino las ideas, soy como el abuelo Simpson, parto contando algo que me pasó cuando chico y termino hablando de lo caro que está el queso Philadelphia y de paso doy la lata. Este post es ejemplo de eso. Fin.

N. de la R.: La foto es pésima, pero encuentro que esto se ve feo y poco cool con tanto texto. Así que es como el cuadro de la manzana y la sandía en la consulta del dentista.

sábado, 17 de junio de 2006

sleepless in Stgo.

Todo bien. Ando con polera en junio, la gente me ofrece cosas y tal. Soy un chileno muy afortunado. Estoy en un ciber y me acabo de tomar una leche con chocolate de litro sentado en una plaza. The hardcore life. Anoche me divertí hasta el hartazgo. Es raro. Puedo estar en el depto de alguien que no conozco, mirar veinte pisos hacia abajo, tener un poco de vértigo y saber que si me caigo, una fuerza externa me recogerá y me librará del TEC cerrado. Creo que consumí cosas que no debí consumir. Pero realmente dudo que mis volones se hayan relacionado sólo con eso. En esta ciudad me siento extrañamente más protegido que en la que he vivido dieciocho años. Deben ser los números, los malditos números, una vez más. Más gente, más autos en las calles, más combinaciones numéricas. Nada está tan al azar si hay menos, digamos, conjuntos vacíos. No sé si se entiende mi idea. Supongo que no. Ayer Javier, un ingeniero de tomo y lomo, me hablaba de hueás del cobre y de su empresa y pensaba "y si realmente equivoqué el rumbo y lo mío eran las matemáticas?". Digo, porque también me contó la historia de un post-hippie treintón que egresó con honores de la Santa María luego de haber estudiado un par de años de pedagogía en castellano y cambiarse al notar que "los libros son cosa seria, las matemáticas son un juego, y yo lo que quiero en esta vida es jugar". Y ahí lo tienen, como el único tipo que llega todas las mañanas con morral al piso 11 de una oficina llena de corbatas que ven el Mundial y miran a las secretarias para no aburrirse tanto. No digo que sea un ejemplo, ser neo-lana es como bien patético creo, pero un tipo consciente de la delgada línea entre las cosas serias y todas las demás será siempre merecedor de mis respetos.

Esta es la ciudad de las matemáticas porque construyen edificios en todos lados y estar en un piso 22 y no caerse al saltar en el piso es obra y gracia del mejor de los juegos. Así que de repente el próximo año me pongo a estudiar ingeniería y ya.

Lo freak es que, con todo esto, siempre quedan dando vueltas por ahí cosas que son imposibles de cuantificar. Y de describir. Ni los libros ni los números pueden con ellas. Las palabras se enredan y las cifras se tiran a la basura como una caja de leche vacía. Esas son las que realmente valen la pena, supongo.

Llegando a Temuco hago un post más coherente. Chao.

martes, 13 de junio de 2006

my left brain knows that all love is fleeting.

Debo decir que he tenido uno de los mejores fines de semana de mi vida. Entre otras cosas más bien privadas, hiberné, escribí, consumí cosas reprochables pero saludables y bailé jits malos de los noventa y jits buenos de ahora. Me reí del integrismo intelectual de mucha gente que me rodea, caminé de noche y con esa neblina que no te deja ver cinco centímetros más allá, me metí a poblaciones de temor máximo en las mismas condiciones, dormí en un sofá como en los viejos tiempos, leí Microsiervos, recibí llamados telefónicos divertidillos, compré mis boletos hacia la nada y, cuando terminé de hacer todo eso, seguí hibernando.

No hay nada que hacer. Bailar Haddaway, en el 2006, es una de las mejores cosas que te pueden pasar. De ahí en adelante, todo irá bien a tres días plazo.

Puse la mente en modo whofuckingcares y me ha andado bastante bien. No me puedo quejar. De repente, por eso mismo me da como lata escribir acá. Pero me resisto a convertir esto en un blog sobre lo bien que me lavé los dientes en la mañana, las falencias de la idiotamente llamada "ley LOCE" (que no entienden que la L es de "ley"?!), el drama de los perros callejeros o el dato de la banda que todos deberían escuchar y la película que todos deberían ver porque la intelligentzia mediática así lo determine. Así que por eso la irregularidad. Cuando tenga vida, la cuento.

Y puse links porque descubrí que, a diferencia de Safari, con Firefox sí se puede. Ya, eso. El minuto geek.

N. de la R.: Me compré la última Rolling Stone y cacho que hay una entrevista a Zambra, personaje que me cae como el forro , por lo que no he leído ni leeré su tan alabado libro. La cosa es que el título-cuña es el mismo de mi post anterior, que fue una frase que le dije de enojado a un amigo y se convirtió en una especie de resumen de muchas conversaciones. Mala la hueá, pero me dio un extraño dolor de guata cósmico leerla. Bueno, eso.